LOS
VERDADEROS OBREROS
Introducción
1 Corintios 10
11Y
estas cosas les acontecieron como ejemplo, y
están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.
12Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
2 Timoteo 3
16Toda
la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia,
Todo discípulo o el que anhela un
discipulado verdadero debe saber que la guía más importante para su Vida
Espiritual y para hacer la Obra de Dios son las Escrituras, tanto para saber
cuál es el bien que debemos hacer, como también el mal proceder que debemos
evitar.
El objetivo de esta meditación es
reflejar que actitudes en hombres llamados para el servicio desagradan a Dios.
Nuestra piedra angular es el Señor
Jesucristo, nuestro fundamento como el de los apóstoles y profetas (Ef 2:20).
Hebreos 1
1Dios,
habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres
por los profetas, 2en estos postreros días nos ha hablado por el
Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el
universo;
Dios ha hecho todas las cosas de
acuerdo al puro afecto de su voluntad, el objetivo central de todo esto es Él
mismo, Soberano y Eterno, nuestro Señor Jesucristo, que en sus riquezas nos ha
dado a conocer las profundidades y las alturas de su poder y sabiduría.
Él le ha revelado a sus hijos “el
porque” y “el para que” de todas las cosas”; Desde un principio dio a entender
que tiene un plan y que está ocupado en esa tarea, habiendo hablado desde la
antigüedad por bocas de los profetas se manifestó en el Hijo, para llevar a
cabo la culminación y completar los últimos detalles de su gran obra. Le vemos
a través de las escrituras en su semejanza humana cuando todavía era un niño
enseñar a los doctores de la ley (Lc 2:41-52)
con mucha sabiduría respondiendo a todas las preguntas. Observamos que sus
tutores carnales no le conocían en su totalidad, cuando José y María le
preguntaron a cerca de estas nuevas actitudes que comenzaba a reflejar Él
respondió: “¿No sabíais que en los
negocios de mi Padre me es necesario estar?”. Con esta repuesta dio ha
entender claramente no solo a ellos sino a “todos” quien era su Padre, de donde
vino, para que vino y la tarea que debía desempeñar.
Él vino para hacer la voluntad de
Dios, y la obra que está haciendo no tiene nada que ver con obras humanas, aún
en los días de su carne, las tareas de carpintería que hacía era circunstancial
un propósito ínfimo comparado con la importante obra Espiritual que tenía, su
Reino entrando en el mundo, este es el negocio de su Padre.
La
obra no ha terminado
Su tarea aún no ha terminado, Él dijo:
“Mi Padre hasta ahora trabaja y Yo trabajo” (Jn 5:17)
Su obra son obras y ha repartido
tareas a sus discípulos (Mt 25:14-30),
actualmente siguen entrando obreros a su viña (Mt
20:1-16), leemos en el libro de los “Hechos de los apóstoles” muchas de
las obras que Él realizo a través del Espíritu Santo por medio de sus
discípulos, apóstoles y enviados, consecuencia de ellas la primera y
fundamental de todas “la
Iglesia ” que Él mismo formó. Pero al llegar al verso 31 del
capitulo 28 que es el último verso del libro, ¿Quién puede decir que ahí
termina todo?, nadie se atrevió, ni nadie se atreve a decir que Dios ha dejado
de trabajar. El libro de los Hechos de Dios con sus hombres no ha tocado
todavía su fin.
La cuestión ahora es: Si Dios está
trabajando: ¿Con quién lo está haciendo? ¿Quiénes son en la actualidad los
apóstoles y discípulos enviados de Dios?. Entre tantos partidos evangélicos,
entre tantas banderas religiosas, entre tantas denominaciones con sus
respectivas doctrinas, instituciones, organizaciones religiosas divididas entre
si, que predican, dando voces y clamando que se les oiga: ¿Está Dios hablando y
actuando por medio de ellos?.
Desde hace siglos muchas
organizaciones religiosas están trabajando arduamente usando diferentes
versiones de la Biblia
como soporte para sus propias obras. Pero ¿Quién está haciendo lo que Dios ha
demandado?. Todo lo que ellos enseñan y hacen ¿Está bien delante de Dios?.
¿Cuáles son los parámetros para
identificar a los verdaderos obreros de Dios?. ¿Cómo podemos saber o distinguir
entre los verdaderos y los falsos?. ¿De que manera escoge y prepara Dios a sus
obreros? ¿Habrá requisitos?
Analicemos en forma general a todos
los que hoy dicen ser obrero de Cristo, con las siguientes preguntas:
-
1º ¿Cómo conocen la voluntad de Dios?
-
2º ¿Cómo saben o demuestran que Dios los ha
mandado?
-
3º ¿Son guiados por el Espíritu Santo o
actúan deliberadamente?
-
4º ¿Hacen la obra a la perfección o se
equivocan?
Las escrituras revelan las
características fundamentales de un obrero formado:
Juan 14
26Mas el Consolador,
el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
1 Juan 2
26Os he escrito esto sobre los que os
engañan.
27Pero la unción que vosotros recibisteis
de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os
enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha
enseñado, permaneced en él.
28Y ahora, hijitos,
permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que
en su venida no nos alejemos de él avergonzados.
29Si sabéis que él es
justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él.
Efesios 1
17para que el Dios de
nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de
revelación en el conocimiento de él,
Marcos 3
35Porque todo aquel que
hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.
Hechos 22
14Y él dijo: El Dios
de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su
boca.
Romanos 12
2No os conforméis a
este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Filipenses 2
13porque Dios es el que en vosotros produce así el
querer como el hacer, por su
buena voluntad.
Primeramente: Para trabajar hace falta
“Conocer la voluntad de Dios”, su Plan, su desarrollo.
Al respecto hay mucho por escribir y
explicar, pero sabemos ciertamente que el punto inicial de toda obra es el
conocimiento de la voluntad de Dios. Es sabido también que Cristo mismo reparte
a cada uno tanto el conocimiento y la capacidad para desarrollar las tareas a
ejecutar. En definitiva un obrero debe ser una herramienta plenamente
desarrollada capacitada y por sobre todo tener una absoluta obediencia al
Espíritu Santo quien es la guía para todas las cosas. Para esto se debe tener
un pleno conocimiento de las escrituras, conocer completamente la sana
doctrina, tener el Espíritu de revelación y sabiduría, haber sido enseñado en
toda la verdad, no hay otra manera de conocer la voluntad de Dios. No es por
sueño, ni por visiones, ni por libros ajenos a las escrituras, ni por boca de
hombre, ni por ángel, tampoco es un conocimiento implantado por arte de magia.
Toda revelación es únicamente por medio de la comprensión de las escrituras y
oración, así nace la Palabra
de Dios en el obrero.
Esto nos lleva a una gran
auto-cuestión: ¿Qué estoy haciendo? Y lo que hago ¿Dios me lo ha revelado o lo
leí, o lo recibí de alguien a quien considero de Dios, o porque alguien me ha
dicho que lo haga, o porque parece que todos lo hacen, o es mi propio corazón
que se siente deudor o mi propio corazón pensando que es eso lo que Dios
quiere?
¿Con qué autoridad se están haciendo
actualmente las obras Espirituales?, ¿Cuáles son los medios y parámetros que se
usan y quien ha aprobado tales medios?
Aún cuando se conoce la voluntad de
Dios, se debe esperar ha ser enviado. Porque alguno puede conocer la voluntad
de Dios, pero no ser enviado.
El
jefe de la obra
En una obra siempre hay un jefe,
alguien que dirige. En la obra de Dios Jesús es el único jefe, Él es el Señor
de la obra. “a Él oíd” (Mr 9:7), Él es la
máxima autoridad, Él es quien dirige y quien da las ordenes, los siervos son
instrumentos, son las herramientas de Cristo. Un instrumento no puede decir a
otro lo que debe hacer, tampoco puede una herramienta moverse por si misma para
trabajar, porque Él es el que maneja su “carpintería” a su gusto.
Ser
enviado
Esta característica propia del obrar
de Jesús es la que la mayoría desconoce.
Para trabajar uno debe ser preparado
por Él, formado por Él; luego de la formación recién se le dice cual es la
obra, su función, su tarea y entonces cuando está listo debe esperar para ser
enviado.
Los profetas del antiguo no hablaron
porque ellos querían hablar, debían de esperar el Espíritu de Dios para que
abriese su boca; A veces decían cosas que ni ellos entendían, recibieron
sueños, apariciones, revelaciones para un pueblo, para una nación o para un rey
o para un hombre, y aún cuando expresaban el mensaje no comprendían lo que
recibían.
Hoy cada siervo en la obra de Dios, se
caracteriza por haber recibido la formación, el mensaje y haber sido enviado.
Desde Enoc, Noé pasando por Moisés,
todos los profetas, Juan el Bautista, Jesús mismo y todos los discípulos y
apóstoles han debido esperar la orden del Padre para comenzar a trabajar.
Analizando
criterios actuales
Muchos suelen trabajar sin saber
porque, para que o para quien, muchos piensan que están trabajando para la Iglesia de Dios, muchos
estiman que es cuestión de ganas, de auto-motivación y de esfuerzo propio y
dedican su vida, su tiempo, su dinero para hacer cosas o tareas para la
congregación pensando que eso agrada a Dios, muchos de ellos piensan que han
sido llamados o tocados en su corazón, guiados por hombres, muy pocos de ellos
suelen darse cuenta con el tiempo que en vez de trabajar para Dios están
trabajando para una institución religiosa aportando lo suyo para engrandecer la
obra de ciertos hombres que se han dicho a si mismo que son obreros de Dios,
líderes y pastores que luchan por un espacio físico, por un edificio, por un
reconocimiento, por popularidad, por riquezas y bienes terrenales.
El verdadero obrero sabe muy bien para
quien trabaja, sabe muy bien cual es su tarea encomendada por Dios y sabe muy
bien como hacerla.
Al igual que ayer, el verdadero obrero
siempre se presenta con una profecía bíblica asociada, generalmente viene de
afuera pero es de adentro, siempre responderá bíblicamente a los que le
pregunten el porque de su mensaje o tarea, a su vez el mensaje del obrero es el
mensaje del Espíritu Santo y no una opinión o pensamiento desarrollado o un
análisis de algo.
Lo único que el obrero no sabe
ciertamente es cuál será el resultado de la obra, aunque tiene la capacidad
para discernirlo.
Suele ocurrirles a los verdaderos
obreros que duden al respecto de su obra, esto pasa porque a veces observa que
la obra no corre como quisiera, miremos con atención la cuestión de Juan el
Bautista
Lucas 7
18Los discípulos de
Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamó Juan a dos de sus
discípulos,
19y los envió a Jesús,
para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?
20Cuando, pues, los
hombres vinieron a él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para
preguntarte: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?
Esto es muy interesante. Juan un hombre apartado por Dios y para Dios
desde su niñez, del cual Jesús mismo dio testimonio diciendo: “entre los
nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista”. Este habiendo
no solo oído sino visto tan grandes señales hechas por Jesús, habiendo sido
revelado por el Espíritu Santo que Jesús era el Cristo, ¿dudó?, un hombre con
ese calibre Espiritual ¿duda?.
Muchas veces hacemos lo que Dios nos ha mandado pero nuestro yo parece
no estar satisfecho o de acuerdo con los resultados y tendemos a proponer con
nuestra voluntad cosas que no corresponden para la obra. Cuidado con esto.
Que decir de Pablo y los otros apóstoles, hombres de profunda
Espiritualidad, que habiendo recibido revelaciones y escuchado audiblemente la
voz del Espíritu Santo que los enviaba, tuvieron que frenar sus instintos e
impulsos humanos, para ser guiados en cada momento por el Espíritu Santo, para
no realizar lo que ellos querían, porque no sabían que no les correspondía,
porque no era suya la obra.
Hechos 16
6Y atravesando Frigia
y la provincia de Galacia, les fue
prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia;
7y cuando llegaron a
Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió.
8Y pasando junto a
Misia, descendieron a Troas.
9Y se le mostró a Pablo una visión de
noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia
y ayúdanos.
10Cuando vio la visión,
en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos
llamaba para que les anunciásemos el evangelio
Las voluntades
Así que surge una deducción muy interesante, a veces conociendo la
obra deseamos tener el control de las acciones y a veces hasta aportar algo de
nosotros mismos, así que toda obra de Dios entregada a un obrero puede verse
afectada por la voluntad humana, aunque las intenciones sean buenas o benéficas
no significan que sean aprobada por Dios. La clave es saber oír y obedecer.
Esto determinará la perfección de la obra y la calidad de obediencia del
obrero, considerando que cualquier cosa que se intente hacer o modificar en una
obra solo producirá perjuicios y desviaciones. “el que conmigo no recoge,
desparrama” (Mt 12:30)
Entonces conociendo la voluntad de Dios, la obra o servicio a realizar
estará afectada entre dos voluntades, una procede de Dios, y la otra procede
del hombre.
Una obra estará bien hecha cuando el obrero haya obedecido
íntegramente la voluntad de Dios.
Una obra estará mal hecha cuando el obrero use su juicio para
considerar lo que Dios quiera lograr.
Hacer lo que Dios ha demandado en perfecta
obediencia es lo único que es aprobado y es lo único que debemos aceptar o
aprobar.
¿Cómo distinguir?
El actuar de la voluntad humana
Muchas de las personas de la
congregación piensan que Dios no estaba de acuerdo con ellos antes de venir a
Él, porque no le amaban, no querían servirle, ni escuchar de Él. Pero luego de
haber venido a su camino arrepentidos a sus pies quieren servirle y como antes
no hacían nada, ahora piensan y ven necesidades en la congregación y por lo
tanto estiman lo que deben hacer y comienzan a actuar sin que nadie los mande,
sin conocimientos, impulsados por “el bien que pueden brindar”. ¡Esto es muy
peligroso!. Porque en vez de obrar para Dios están haciendo cosas en contra de
Dios, porque todo aquello que no sale o
no se sujeta la voluntad de Dios es contrario a Dios.
Bajo ningún punto de vista se debe
actuar por impulsos humanos, porque esto ofrece una obra carnal, una obra
humana carente totalmente de Espiritualidad y opuesta a Cristo en todo sentido.
Un claro ejemplo de obra puramente
humana carente de base bíblica son las obras de beneficencias o de asistencia
social propuestas por una congregación (comedores, guarderías, escuelas, etc.).
Espiritualmente no se brinda absolutamente nada, por el contrario requiere de
mucha responsabilidad y trabajo mantener un servicio de esta clase, además de
estar ligado con el sistema para obtener recursos, buscando reconocimiento
institucional, quitando preciado tiempo para trabajos que realmente alimenten
Espiritualmente.
Hoy muchos de los que dicen ser
ministros de Cristo actúan por sus propios medios y lo hacen porque lo
consideran bíblico y Espiritual, con este criterio calculan lo que puede ser
bueno o provechoso para su congregación, predican, estiman que el celo que
sienten, las emociones, los esfuerzos, y las lagrimas, es la voz de Dios o
ayudas dadas por Él y emprenden grandes campañas de evangelización, cruzadas de
fe, de sanidad y milagros. Pero Dios no responde.
Muchos esperan que con sus esfuerzos
sea Dios moviéndose bajo el poder de su mente carnal.
Muchos proponen estrategias y medios
humanos con el solo fin de agrupar a las personas o de aumentar el número de
congregantes. Hoy en día se practican estrategias sicológicas puramente
humanas, usando como herramientas los medios masivos de comunicación (squech,
títeres, mimos, música, espectáculos, video, películas, radio, TV, Internet,
etc.). Dios no trabaja con estrategias humanas, y “el fin no justifica los
medios”, no puedo lanzarme a usar los medios masivos de comunicación sin saber
a quien estoy llegando o si es digno del mensaje o si está capacitado para
recibirlo.
En definitiva las estrategias humanas
son contrarias a Dios al 100%.
Mateo 7
21No todo el que me
dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos.
22Muchos me dirán en
aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos
fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
23Y entonces les
declararé: Nunca os conocí; apartaos de
mí, hacedores de maldad.
Hay muchas otras personas que no saben
que Dios tiene un plan detallado y predestinado (Ef
1:3-9). Estos son lo que realizan trabajos según su propia opinión.
Muchos otros se adiestran y se
convierten en manipuladores de doctrinas y enseñanzas, personas religiosas
hipócritas en su forma de actuar, ejerciendo un dominio intelectual sobre los
demás, para lograr objetivos personales o terrenales, tales como los fariseos (Lc 11:37-54).
Voluntario
o escogido?
Es por todo lo que venimos revelando
que actualmente en la obra de Dios, hay más voluntarios que personas escogida.
Muchos pueden decir “vengo a
consagrarme para lo obra”, “vengo a servir al Señor”.
Lucas 9
57Yendo ellos, uno le
dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas.
58Y le dijo Jesús: Las
zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre
no tiene dónde recostar la cabeza.
59Y dijo a otro:
Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre.
60Jesús le dijo: Deja
que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios.
61Entonces también dijo
otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en
mi casa.
62Y Jesús le dijo:
Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el
reino de Dios.
Muchos pueden decir vengo, pero muy
pocos pueden decir “voy porque soy enviado”.
Muchos suelen pensar que para trabajar
para Dios no hace falta nada, mucho desconocen que para ser obrero se debe
reunir determinados requisitos, los cuales son muy necesarios.
Afirmamos ciertamente que para ser
obrero de Dios se debe cumplir con muchos requisitos los cuales están muy bien
explicados en las escrituras, nadie puede hacer nada sino esta apto, nadie
puede hacer nada sin antes reunir todas las condiciones para hacer la tarea.
Obviamente no se trata de una carrera o búsqueda.
La obra de Dios no es para cualquiera,
Él escoge, Él llama, Él forma, Él envía.
Y a aquellos que escoge es porque Él mismo genera los requisitos cumplidos por
lo tanto lo que hemos indicado anteriormente es para reconocer a los verdadero
obreros de los falsos que por lo general no cumplen los requisitos.
El
actuar por la voluntad de Dios
El principal promotor de la obra
Espiritual es el Señor Jesucristo y nosotros debemos hacer lo que nos ha
revelado el Espíritu Santo.
El servicio debe hacerse por medio de
la fe (Sgo 2:17). El que sirve al Señor debe
estar entregado de pleno (1 Ti 3:1-7), no estar
ligado a obligaciones mas de las necesaria para sobrevivir (2 Ti 2:4), no debe se un vago u ocioso (2 Te 3:6-12), tiene que trabajar sin que esto le
estorbe en el servicio (sosegadamente), alejarse de las actividades sociales y
de prácticas mundanas (2 Ti 2:4), evitar el
yugo desigual en todo los ámbitos. Los que tienen familia están obligados a
mantenerla y cuidarla tanto físicamente como espiritualmente (1 Co 7:33; 1 Ti 3:5), aprender que se debe hacer lo
mínimo y necesario, Dios añade todas las cosas (Mt
6:33), solo se requiere absoluta obediencia, santidad, fe y amor para
obrar y hacer todas las cosas que Él manda hacer.
A pesar de ser siervos enviados y
habiéndose confiado la obra en sus manos, el Señor se sigue reservando en sí
mismo la autoridad para dirigirla, guiarla y direccionarla; La obra está para
siempre en manos del Espíritu Santo.
El
ejemplo de Moisés
Exodo 25
8Y harán un santuario
para mí, y habitaré en medio de ellos.
9Conforme a todo lo que yo te muestre, el
diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis.
Dios demanda que le sirvamos siguiendo
sus mandatos, porque el obrero o siervo no tiene ninguna libertad en la obra de
Dios, por ejemplo: Cuando Moisés construyó el tabernáculo, Dios no le ofreció
la oportunidad de su opinión. No permitió que sus siervos llevasen a cabo la
obra según sus propias ideas de hombre. Moisés no pidió decidir si un clavo
debía ser de plata o de oro, tampoco escogió el color de los cortinados, todo
fue decidido por Dios, Moisés hizo todo conforme al modelo que Dios le había
mostrado en el monte.
Si
nosotros como siervos queremos agradar a Dios debemos hacer todo conforme al
modelo de Dios. ¿Tienes el modelo?
El Espíritu Santo sigue revelando la
obra de Dios a sus siervos y lo hace por medio de su Palabra, por medio de las
oraciones, el Espíritu Santo sigue determinando hasta los últimos detalles de
cada obra, lo único que administra el siervo es el tiempo, sus talentos y los
medios. Nunca debe entenderse que el siervo haga por si mismo, todo se hace de
acuerdo a una planificación y esta es puramente bíblica. No hay gloria para el
obrero o siervo sino para el ingeniero de la obra, para Jesús el gran Maestro,
el siervo solo recibirá el pago por la tarea desempeñada y esta paga es muy
valiosa.
Nuestra
manera de mirar y la manera de Dios
Hablemos de algunos siervos, en
particular acerca de Moisés, conocemos su historia, su obra, su servicio y de
que penosamente no entró a la tierra prometida. Pero Dios dice de él en (Nm 12:3) “Y aquel varón Moisés era muy manso, más
que todos los hombres que había sobre la tierra”. Dios dice que Moisés era un
hombre manso y en el versículo 7 del mismo capitulo dice “No así a mi siervo
Moisés, que fue fiel en toda mi casa”. Dios da testimonio que Moisés fue manso
y fiel, pero nosotros preguntamos ¿Moisés un hombre manso? ¿No dice en Ex 2:12 que por defender a un hebreo mató sin piedad
a un egipcio? Y en Ex 32:19 dice que cuando el
pueblo se entregó a la idolatría ardió la ira de Moisés y rompió las tablas de
la ley que Dios le había dado arrojándolas con furia al pie del monte, ¿No
golpeó con rabia la peña para que fluyera el agua, cuando Dios le había dicho que
le hablase? ¿Eso es fiel y manso?. Nosotros diríamos por favor ¡Qué carácter!
¡Qué temperamento!.
Generalmente tenemos el concepto que
ser manso es ser callado, pasivo, lento o como le dicen comúnmente “sangre de
pato”, no se aflige ni se preocupa por nada, pero es no es ser manso, eso es
ser bobo, apocado (opa).
A pesar de que Moisés tenía un
carácter fuerte y un temperamento impulsivo, Dios dice que era manso y fiel
porque era obediente; Cuando se le daba una orden cumplía al pie de la letra
sin poner nada de él, era dócil, se le podía manejar, era como una masa blanda
amoldado al gusto de Dios. Un hombre de estas características puede ser usado
por Dios.
El
mal ejemplo de Saúl
Sin embargo Dios no puede decir lo
mismo de Saúl, porque era inquieto, tenía auto-dominio, el hombre que desea
Dios no es aquel que se apresura, sino aquel que sabe esperar, muchas personas
son como Saúl, están dispuestas a obedecer cuando reciben una orden pero su
corazón no se deleita en la voluntad de Dios, porque todavía le siguen gustando
sus propias ideas, por consiguiente tienden actuar de manera apresurada cuando
el Señor permanece callado. Por eso es que Samuel dice
1 Samuel 13
13Entonces Samuel dijo
a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios
que él te había ordenado; pues
ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.
14Mas ahora tu reino
no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual
Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has
guardado lo que Jehová te mandó.
Dios aprueba y valora a que le
obedezcamos a que hagamos algo
1 Samuel 15
22Y Samuel dijo: ¿Se
complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a
las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los
sacrificios, y el prestar
atención que la grosura de los carneros.
“EL
OBEDECER ES MEJOR QUE LOS SACRIFICIOS”
Siempre tenemos la impresión de que el
Señor es demasiado lento y no somos capaces de seguir su dirección paso tras
paso. Bajo ningún contexto debemos apresurarnos a realizar lo que consideramos
que es bueno, porque la mente carnal tiende a suplir soluciones sin vacilación
en lo que vemos que hace falta sin saber o entender la voluntad de Dios (nos referimos
al “para que” y el “porque” de cada situación)
Un
Ejemplo importante
2 Samuel 6
3Pusieron el arca de Dios sobre un carro
nuevo, y la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en el collado; y Uza y
Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo.
4Y cuando lo llevaban de la casa de
Abinadab, que estaba en el collado, con el arca de Dios, Ahío iba delante del
arca.
5Y David y toda la casa de Israel danzaban
delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas,
salterios, panderos, flautas y címbalos.
6Cuando llegaron a la
era de Nacón, Uza extendió su mano al
arca de Dios, y la sostuvo; porque los bueyes tropezaban.
7Y el furor de Jehová se encendió contra
Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al
arca de Dios.
8Y se entristeció
David por haber herido Jehová a Uza, y fue llamado aquel lugar Pérez-uza, hasta
hoy.
Antes mucha veces me había preguntado
porque Dios había cortado en seco la danza de alabanzas, la alegría de un culto
que le ofreció su pueblo, hiriendo de muerte a Uza, traté de entender la
situación y pregunté ¿Acaso no estaba bien que Uza extendiera su mano para
sostener el arca?, sabemos que la gloria de Dios estaba en el arca y él
sostenerla porque los bueyes tropezaban ¿No era acaso un servicio prestado por
Uza?, aún de ser así, ¿Porqué le hería de muerte llenando de temor y tristeza a
todos?. Una y otra vez llegamos a la sencilla razón de que Dios demanda que las
personas le obedezcan y no que le ayuden por sus propios medios en la obra.
Otro
Ejemplo importante
Números 3
1Estos son los
descendientes de Aarón y de Moisés, en el día en que Jehová habló a Moisés en
el monte de Sinaí.
2Y estos son los
nombres de los hijos de Aarón: Nadab el primogénito, Abiú, Eleazar e Itamar.
3Estos son los
nombres de los hijos de Aarón, sacerdotes ungidos, a los cuales consagró para
ejercer el sacerdocio.
4Pero Nadab y Abiú murieron delante de
Jehová cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová en el desierto de Sinaí; y no tuvieron
hijos; y Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio delante de Aarón su padre.
Los hijos de Arón fueron consagrados
sacerdotes y debían ofrecer holocaustos, sacrificios y ofrendas delante de Dios
En el altar del sacrificio había un
fuego que ardía permanentemente, porque era alimentado y atizado con leña todas
las mañanas por los sacerdotes, para que todo lo que se ofreciese a Jehová
fuese quemado del altar, ellos así lo hicieron, pero un día tuvieron la infeliz
idea de ofrecer a Jehová incienso quemado con fuego que no era del altar (sino
un fuego extraño) y fueron consumidos.
Conclusiones:
De los ejemplos anteriores aprendemos
muchas cosas importantes al respecto de la conducta y obediencia, sobre todo el
final de aquellos que no la cumplen.
Uza obró sin revelación y sin que
nadie le ordene.
Nadah y Abiú fueron ordenados y sabían
lo que tenían que hacer y no lo hicieron sino que desobedecieron.
Entonces tenemos a dos actitudes
contrarias a Dios; Una que hace sin que se le ordene y la otra que se le ordena
y no hace.
Cuantos miembros actuales en la
congregación estiman que la
Iglesia necesita ayuda y tratan de prestar servicios sin que
se les ordene. ¿Cuánto son como Uza?
Cuantos ministros actuales que
habiendo recibido el ministerio y la obra, no hacen como el Señor les ha
ordenado sino que ofrecen fuego extraño encendiendo la ira de Dios. ¿Cuántos
son como Nadab y Abiú?
Preserva también a tu siervo de las
soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio
de gran rebelión.
Salmos 19:13
El Espíritu nos muestra dos clases de
gran pecado delante de Dios, uno es la soberbia y el otro es la rebelión y
estos ocurren cuando se obra sin la guía del Espíritu Santo o también cuando
actúa la autoestima por ser alguien importante en la obra de Dios. La
presunción, el no hacer, o el hacer a medias, o mal cuando se nos ha ordenado,
todo eso es rebelión.
Dios nos libre de estos dos pecados
cuando de nuestro fervor y de nuestro entusiasmo muchas veces ofrecemos fuego
extraño que no proviene del altar de Dios sino de nuestros propios impulsos o
instinto carnal.
Dios
no quiere líderes, esta palabra no está en las Escrituras como así tampoco
ningún sinónimo de ella. Dios no estableció jerarquías o autoridades humanas, Dios
estableció funciones, siervos, esclavos que le obedezcan en todo, capaces de
llevar a cabo lo que Él mande.
Para hacer su obra, se debe escuchar
la voz de Dios, discernirla, esto es muy difícil cuando somos inquietos o
prontos para actuar.
Sobretodo es necesario en toda obra
tener todo el conocimiento bíblico, abundar en la verdad, en fe, en amor,
cumplir los requisitos, preservar practicando piadosamente y con temor los
mandatos del Señor, entonces escucharemos y entenderemos la voz de Dios, su
mensaje, su voluntad, su tarea para nosotros.
Colosenses 3
16La palabra de Cristo more en abundancia en
vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros
en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con
salmos e himnos y cánticos espirituales.
En esto pensad y orad.