JESÚS EL SEÑOR DE SEÑORES
JESÚS
EL SEÑOR DE SEÑORES
Introducción
1 Corintios 12
3 Por tanto, os hago saber que nadie
que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el
Espíritu Santo.
Lucas 6
46¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo
que yo digo?
Mateo 7
21 No todo el que me
dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos.
¿Llamas a Jesús Señor?, ¿Porqué?, ¿Sabes lo
que significa que Jesús sea el Señor?
Si llamamos a Jesús SEÑOR, debemos tener
plena conciencia de lo que esto significa y verificar cuan aplicado está esta
verdad en nuestra vida. Por lo que vamos a desarrollar el significado de la
palabra Señor para que reconozcamos la autoridad del Cristo.
Diccionario
Antes de desarrollar, es necesario conocer el
significado de los siguientes vocablos para luego relacionarlos con esta
meditación, luego los distinguiremos entre el uso humano y el verdadero
significado.
[SEÑOR: Poseedor de estados y lugares con dominio y
jurisdicción, con prestaciones
territoriales / Amo con suma autoridad sobre todo lo que es de Él / Con
jurisdicción para castigar hasta con pena de muerte
Actualmente: Dueño de una cosa; que tiene dominio y propiedad en
ella / Noble, decoroso propio de señor,
particularmente refiriéndose a modales, trajes y colores / Antepuesto a algunos
nombres encarece el significado de los mismos. Término de cortesía que se
aplica a cualquier hombre, aunque sea de igual o inferior condición]
[SEÑORÍO: Del Señor, Dominio y mando sobre una cosa / Territorio
perteneciente al señor]
[REINO: Territorio o estado dependientes de un rey / Cualquiera de las
provincias de un estado que antiguamente tuvieron su rey propio]
[REY: Monarca
o príncipe soberano de un reino]
[IMPERIO: Acción de mandar con autoridad / Dignidad de emperador /
Espacio
de tiempo que dura el gobierno de un emperador I Estados
sujetos a algún emperador]
[EMPERADOR: Título de dignidad que se dio al jefe supremo de un
imperio romano]
[CÉSAR:
Título de los emperadores romanos / Emperador]
[SOBERANÍA: Calidad de soberano, dominio / Dignidad soberana, suprema
/ Alteza o excelencia no sobrepujada en cualquier orden inmaterial]
[SOBERANO: Súper, sobre, encima de / Que ejerce o posee la autoridad
suprema / Elevado, excelente y no superado]
[SUPREMO: Altísimo / Que no tiene superior en su línea]
[AUTORIDAD: Potestad, facultad / Poder que tiene una persona sobre
otras que les esta subordinadas]
[SIERVO: Esclavo / Nombre que una persona se da a sí misma respecto de otra
como muestra de obsequio y rendimiento / En las religiones del mundo a las
personas que profesan en orden y en comunidad los preceptos o reglamentos / El
Hijo de Dios que sirve funcionalmente y fielmente a Dios por medio del Espíritu
Santo, no por voluntad propia sino por la voluntad de un Señor]
Introducción:
2 Pedro 2
1 Pero hubo también falsos profetas
entre el pueblo, como habrá entre
vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías
destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató,
atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
2 Y muchos seguirán sus
disoluciones, por causa de los cuales el
camino de la verdad será blasfemado, 3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas.
Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición
no se duerme.
La esencia del crecimiento del hijo de Dios
radica en la capacidad de asimilar y comprender la verdad de Cristo; Esta
verdad es Jesucristo mismo y esta verdad es absoluta.
Sin embargo a través del tiempo el hombre,
mediante las religiones ha manipulado las Escrituras, las enseñanzas, generando
lo que hoy se conoce como “verdades relativas”, incertidumbres, vacilaciones
que solamente producen división blasfemando el camino de la verdad, por lo cual
los hombres mismo somatizan a los maestros y a los ministros, siguiendo más a
hombres que ha Cristo.
Hoy en día entre muchas religiones, entre
muchas denominaciones evangélicas con distintas banderas y diferentes doctrinas
entre sí, hacen que el cristiano esté expuesto continuamente al error. Entre
tantas divisiones doctrinales, entre tantas diferencias rudimentarias, el cristiano
se ve en la necesidad de apostar a aquella “verdad relativa” que estima que
está más cerca del orden de Dios. Y aún cuando no esté de acuerdo callará y
esperará.
El enemigo siempre está presente en cada obra
que el Señor Jesús hace, espera a que los siervos se “duerman” para hacer lo
que sabe hacer “engañar”, “tergiversar”, “sembrar cizaña”.
Jesús ordena algo y satanás ya lo está
cambiando, transformando y jugando con las expresiones, lo ha hecho desde el
principio.
Dios ordena:
Génesis 2
15 Tomó, pues, Jehová
Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no
comerás;
porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Y el enemigo tergiversa:
Génesis 3
1 Pero la serpiente era astuta, más
que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la
mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No
comáis de todo árbol del huerto?
La clave que usa el enemigo, (que dicho sea
de paso conoce las escrituras) es “disfrazar”, “invertir” o “transformar” la
verdad de Cristo. Y esto no es novedad pues el apóstol Pablo ya lo había
anticipado
2 Timoteo 4
3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo
comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
4 y apartarán de la verdad el
oído y se volverán a las fábulas.
El error de un hijo de Dios en la actualidad
es crecer en un ambiente social acostumbrándose al lenguaje y prácticas de una
congregación, se somete a las autoridades humanas y la respeta como
institución, abre su mente y apela a sus
sentidos e instintos para intentar hacer la diferencia entre el bien y el mal,
entre lo bueno y lo malo, entre lo correcto y lo incorrecto. Recibe instrucción
de los maestros pero no desea crecer por sí mismo, siempre espera que la
institución lo guíe y lo ayude.
El tiempo pasa y la cuestión a posterior es,
¿Qué aprendió?, ¿Cuanta edificación recibió?, Veamos
Qué significa?
Sin embargo el congregante nunca se pregunta:
Qué significa “Iglesia”?, qué significa “Cristo”?, qué significa “el Reino de los
cielos”, que significa “Señor”, qué es “creer”?, que es “fe”?, que significan
todas aquellas palabras que utiliza en su expresiones cristianas?.
Hoy por hoy el hijo de Dios utiliza un
vocabulario “cristiano” sin entender o comprender el significado de las
palabras y desconoce que la base de su vida Espiritual radica en la plena
conciencia y comprensión de esas palabras.
Una palabra tan importante como “Señor” se ha
transformado en un adjetivo o término que carece de reconocimiento y valor.
Que significa
“Señor”?, Qué es “ser un Señor”?
Llamamos a Jesús “Señor”, exaltamos su
nombre, .. pero que estamos diciendo?
La palabra “señor” aparece más de 1400 veces
en las escrituras y es de suma importancia para la vida Espiritual del hijo de
Dios.
Si buscamos en un diccionario actual aparece
lo siguiente:
DRAE: Señor; (Del lat. senĭor).
adj. Que es dueño de algo; que tiene dominio y propiedad en ello.
|| 2. Noble, decoroso y propio de señor. ||
3. Antepuesto a algunos nombres, sirve para encarecer su significado |
4. Persona respetable que ya no es joven. || 5.
Título que se antepone al apellido de un varón o de una mujer casada o viuda. Señor González, Señora Pérez; o al
cargo que desempeña. Señores
diputados, Señora Presidenta; en España y otros países de lengua
española, se antepone al don o doña que precede al nombre. Señor don Pedro, Señor don Pedro González, Señora doña Luisa,
Señora doña Luisa Pérez; en gran parte de América, al nombre seguido de
apellido. Señor Pedro González, Señora
Luisa Pérez; y en uso popular, al nombre solo. Señor Pedro, Señora Luisa. || 6. Amo
con respecto a los criados. || 7. Término de cortesía que se aplica a un hombre o a una mujer, aunque sea
de igual o inferior condición.
De todos los posibles significados, el uso
general que le damos es el último. Usamos la palabra señor como un término de
cortesía y respeto hacia las personas mayores o adultas.
Sin embargo es un grave error si llamamos
“señor” a Jesús en un término de cortesía.
“Señor” es un título, que para
comprender su valor tenemos que remontarnos a la antigüedad y asociarnos con
muchas otras expresiones las cuales describimos a continuación.
“Señor”
en tiempos de la Iglesia
primitiva era el título que se les otorgaba a los hombres poseedores de estados
y lugares teniendo sobre ello pleno dominio y jurisdicción, también tenían
autoridad y jerarquía, distinguidos entre las altas sociedades tenían esclavos
y sirvientes a los cuales podían castigar hasta con pena de muerte.
Cada señor tenía un “señorío” en
representación de todo aquello que dominaba.
Un “rey” es considerado un señor teniendo una
escala mayor en cuanto a jerarquía y dominio. Considerado un monarca
“soberano”.
Un “imperio” es un conjunto de reinados
sujetos a una máxima voluntad o autoridad llamada “emperador”.
Un “emperador” es el señor supremo sobre
todos los reinos. Dispone a voluntad sobre todo los reinos
“Cesar” es el nombre del título del
emperador.
La palabra “soberano” significa que ejerce
autoridad sobre lo suyo sin que nadie se lo prohíba, es un “super” que está
“encima de” y no superado.
La palabra “autoridad” es la potestad o
facultad que se tiene sobre algo o alguien denominado subordinados.
La palabra “siervo” o “esclavo” es la contra
partida de la palabra señor y se les dice a todos aquellos que están bajo el
dominio, autoridad o soberanía de un señor. Vale decir que no puede haber un
señor sin esclavos como tampoco puede haber un esclavo sin señor.
Todas estas palabras han sido transformadas o
desvalorizadas por una cuestión de formalidad o tradición. Por lo tanto es muy
importante y de imperiosa necesidad retomar, revisar y revalorizar estas
palabras que son la base de la verdad de Cristo.
Filipenses 2
5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de
Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino
que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí
mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por
lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los
que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda
lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
En la actualidad a cualquiera se le llama
señor, pero antiguamente en tiempos del imperio romano solo algunos tenían este
título.
El título de señor establecía un alto rango
en la escala social de aquellos tiempos.
Es sabido que las escalas jerárquicas siempre
han sido una necesidad en el estilo de vida del hombre. Desde la caída de Adán
nunca existió la igualdad, el mundo utiliza una plataforma jerárquica
piramidal, es un sistema en el cual las “formas” y “modelos” se formulan en
orden decreciente, y dentro de este sistema jerárquico también están vigentes
las escalas raciales o étnicas, las escalas del poder adquisitivo, las escalas
de nivel científico…. Escalas todo es una escala, todo se rige por escalas.
El “status” o los estilos de vida son una
realidad y no se puede ir en contra de estas formas, todas las leyes y reglas
son dictaminadas por aquellos que tienen el poder y el control ya sean
monarquías o gobiernos.
El pensamiento y anhelo del hombre tiende
siempre a subir en estas escalas establecidas por el sistema. El concepto de
jerarquía define el poder humano, su potencia física-mental, sus capacidades y
su estilo de vida.
Sobre este mundo, sobre el sistema, usando el
mismo lenguaje Jesucristo enseño por medio de Pablo al único soberano sobre
todas las cosas visibles e invisibles. (Fil 2:11)
El “KURIOS”
El vocablo “señor” proviene del vocablo
griego “kuriov”
(se pronuncia “kirios o kurios”), en Filipenses 2:11 la expresión: “οτι κυριος ιησους χριστος",
οτι→que (es) κυριος→(el) Señor ιησους→Jesús χριστος→(el)
Cristo/Ungido se
traduce “ que JESÚS ES EL SEÑOR, el Cristo".
El significado y valor de “κυριος”
"kurios" o "kirios" es muy amplio y muy rico, tanto que el
vocablo “señor” que usamos comúnmente no alcanza para describir la amplitud del
verdadero título.
Para facilitar la comprensión real y asimilar
el concepto describiremos a “kyrios” como la suma de:
Jefe (Dirigente
“Superior” de un cuerpo formado)
Dueño (Que tiene posesiones
sobre cosas y personas)
Amo (Que
tiene dominio sobre personas y cosas)
Soberano (Súper, ejerce la autoridad suprema)
+ Máxima Autoridad (Altísimo,
no tiene superior)
KYRIOS
= SEÑOR
De modo que cuando alguno confiesa que
“Jesucristo es mi Señor”, está indicando que Jesús es su Jefe, su dueño, su
amo, su propietario tanto de él como de todas las cosas que tiene, esta
confesión indica que Jesús es su soberano, el dueño absoluto de su vida.
¿Es Jesucristo tu “κυριος” Kurios?.
1 Juan 5
19 Sabemos que somos de
Dios, y el mundo entero está bajo el
maligno.
Mateo 10
7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.
Juan 18
36 Respondió Jesús: Mi reino
no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían
para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.
1 Corintios 7
22 Porque el que en el
Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es
de Cristo. 23 Por precio fuisteis comprados; no os
hagáis esclavos de los hombres.
El hombre del mundo es un esclavo, y aunque
lo niegue él siempre será un esclavo, nació dentro de un reino, dentro de un
sistema, convive, trabaja, paga sus impuestos, tiene una existencia determinada,
se le otorga un estilo de vida. El hombre común tiene un señor, depende de
alguien o de algo, este señor es el mismo sistema, el mundo que tiene mil
caras, mil formas malignas.
Jesucristo también es un Señor (por encima de
todos) y tiene un Reino que está en el mundo pero que no es del mundo. Y como
todo Señor tiene la capacidad de comercializar y comprar cosas y comprar vidas
también, Él nos compró para su reino. Así que el mundo no tiene potestad sobre
nosotros (1 Jn 5:18), el sistema ya no es
nuestro señor, nuestro Señor es Jesucristo y pertenecemos a su reino. Y por ser
esclavos de Jesucristo debemos obedecer y comportarnos como siervos, esperando
siempre su aprobación en todas las cosas.
El título “SEÑOR” en Cristo Jesús le otorga
la máxima autoridad. Él es el amo y todo lo demás son “esclavos”, siervos que
están a su servicio, a su disposición.
Volviendo a la suma:
La palabra Jefe indica que Él da las órdenes y los demás obedecen, nadie debe
hacer nada si no ha sido enviado u ordenado por Jesús, nadie debe sobrepasar su
autoridad.
La palabra Dueño hace referencia de que somos de su propiedad, no somos de
nosotros, ni del mundo, somos de Él y solo Él puede reclamarnos, fuimos
comprados con su sangre, con su vida, para que la esclavitud en Cristo Jesús
sea una esclavitud inmortal, eterna. Y también es dueño de todo lo que
poseemos.
La palabra Amo está muy ligada a la palabra esclavo. A pesar que
encubiertamente la “esclavitud humana” haya sido abolida, nosotros los hijos de
Dios, somos esclavos de Jesús por el resto de nuestra vida.
La palabra Soberano implica que Él tiene el control absoluto de todos nosotros
y de todas las cosas. Él rige con máxima autoridad.
La realidad del
evangelio:
Hechos 2
36 Sepa, pues,
ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros
crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y
Cristo.
Con el verdadero conocimiento del título de
Jesús retornemos a la época de los primeros discípulos.
Los discípulos comenzaron llamando “Rabi” o
Maestro a Jesús (Jn 1:38), poco a poco según
las circunstancias y experiencias por las que pasaban comenzaron a llamarlo
“Señor” y esto se debía a los milagros que producía y por la autoridad con la
que ejercía o decía las cosas.
Cuando llamaban a Jesús “Maestro” ellos se hacían
llamar “discípulo”, más cuando reconocieron el Señorío de Cristo ellos se
reconocieron como “esclavos” o “siervos”.
A través del libro de los Hechos, vemos que
en las predicaciones formulada por los apóstoles siempre mostraban a Jesucristo
como “El Señor”, el plan de salvación o el nombre de “Salvador” era
consecuencia de la predicación. Lo vital y lo importante del evangelio fue y
será siempre mostrar a Jesucristo como Señor, Rey Soberano y máxima autoridad.
Hechos 2
37 Al oír esto, se
compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones
hermanos, ¿qué haremos? 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese
cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y
recibiréis el don del Espíritu Santo.
Cada vez que los apóstoles predicaron de esta
manera el Espíritu Santo actuó con autoridad haciendo maravillas y sometiendo a
los hombres que escucharon la predicación.
En todo mensaje en que se glorifique al
máximo el nombre de Jesús, Dios obra plenamente en los corazones que le
escuchan, haciéndole reconocer su maldad, sus malas obras, produciendo en ellos
un profundo arrepentimiento y mostrándole por amor el perdón y la gracia.
La autoridad:
Mateo 4
18 Andando Jesús junto
al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su
hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 19 Y
les dijo: Venid en pos de mí, y os
haré pescadores de hombres.
Mateo 8
22 Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren
a sus muertos.
Mateo 9
9 Pasando Jesús de allí, vio a un
hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y
le dijo: Sígueme. Y se levantó y le
siguió.
Mateo 19
21 Jesús le dijo: Si
quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás
tesoro en el cielo; y ven y sígueme.
Lucas 9
59 Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que
primero vaya y entierre a mi padre. 60 Jesús le dijo: Deja que los
muertos entierren a sus muertos; y tú
ve, y anuncia el reino de Dios. 61 Entonces también dijo otro:
Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi
casa. 62 Y Jesús le dijo: Ninguno
que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de
Dios.
Lucas 14
26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y
madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida,
no puede ser mi discípulo. 27Y el que no lleva su cruz y viene en
pos de mí, no puede ser mi discípulo.
Lucas 14
33
Así, pues, cualquiera de vosotros
que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
Juan 21
19 Esto dijo, dando a
entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.
Jesucristo en los días de su carne y durante
su ministerio siempre se comportó como un “Señor”. Él siempre estaba dando
órdenes, cuando llamo a sus discípulos les dijo a cada uno de ellos con
autoridad ¡Sígueme!, era una orden, nunca pero nunca pregunto si le querían
seguir, tampoco ofreció opciones o alternativas para que le sigan, tampoco les
decía que si le seguían le daría perdón de pecados, vida eterna, amor, paz;
Nunca pero nunca hizo promesas o propagandas para que le siguieran. Simplemente
les miraba a los ojos y les decía ¡sígueme! y cuando le seguían Él les decía
que nadie era digno de seguirle sin antes abandonar todo lo que tenía para
estar a su servicio.
Seguir a Cristo condiciona a la persona a un
cambio total, a renunciar a todo, aún hasta su propia vida para ser esclavo de
Cristo.
Juan 1
43 El siguiente día
quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme.
Mateo 19
20 El joven le dijo:
Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? 21 Jesús
le dijo: Si quieres ser perfecto, anda,
vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y
sígueme. 22 Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque
tenía muchas posesiones.
¡SÍGUEME!, ante una orden así solo tienes
dos alternativas, o le sigues o NO le sigues, cumples la orden o NO la cumples.
Los discípulos le obedecieron, el joven rico
se fue entristecido (Mr 10:17:31).
El evangelio, Jesús mismo es una disyuntiva a
nuestra vida y a nuestra personalidad, cuando Él habla su autoridad se
manifiesta con su palabra. Se pueden imaginar a Pedro, Jacobo, Natanael, Felipe,
personas de carácter muy fuerte dominantes ante la orden de Jesús ¡Sígueme!. Es
evidente que para que le siguieran tuvieron que quebrarse interiormente,
preguntándose ¿Quién es éste para que le siga?, ¿Porqué me trata así?. Una cosa
es cierta, ante la orden que se le ha dado solo tienen dos alternativas.
Mateo 11
12
Desde los días de Juan el Bautista
hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo
arrebatan.
La violencia interior de una persona frente a
la orden de Jesús, su lucha, su mirada, todo en cuanto puede pensar y en pocos
segundos se define si es hijo de Dios o no, si puede ser esclavo de Cristo o
seguir siendo esclavo del mundo.
Pablo, una persona recta en el cumplimiento
de la ley, estudioso y escudriñador de las escrituras, era un doctor de la ley,
poderoso en el conocimiento de la ley, un personaje de mucha autoridad (sentado
a los pies de Gamaliel “sacerdote fariseo principal del sanedrín”), este Pablo
apuntaba a un orden religioso imperial con justicia sobre la ley judía, conocía
a Dios desde los papeles y se estimaba fiel servidor de Dios. Pero un día se
enfrentó a Él, y cuando esto ocurrió cayendo del caballo e intentando mirar
hacia aquella luz que lo enceguecía dijo:
“¿Quién eres SEÑOR?” y luego “SEÑOR ¿Qué quieres
que haga?” (Hch 8).
Pablo comprendió en primera instancia con
quien estaba hablando, sabe que una luz del cielo solo puede provenir de Dios,
aunque no podía conocerle porque no había comprendido aún el plan de Dios se
dispuso bajo la autoridad de Cristo a tal punto que de perseguir a la Iglesia se transformó en
el apóstol de los gentiles.
A partir de que los discípulos reconocieron a
Jesús como su Señor, cambiaron sus vidas,
Pedro cuando redacta sus cartas comienza con:
“siervo y apóstol de Jesucristo”
Santiago dice: “siervo de Dios y del Señor
Jesucristo”
Pablo dice: “siervo de Jesucristo” (Ro 1:1; Fil 1:1; Tit 1:1)
Judas dice: “siervo de Jesucristo”
Juan dice: “de Dios Padre y del Señor
Jesucristo”
Filipenses 3
8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la
excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he
perdido todo, y lo tengo por basura, para
ganar a Cristo,
Efesios 4
1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis
como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
Gálatas 2
20 Con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya no vivo yo,
mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe
del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Abre tus ojos, si tan solo nos detenemos a
analizar la realidad con la que Pablo habla de lo que significa ser esclavo de
Cristo y más aún el énfasis con la que determina el título de “Señor” en Jesús,
comprenderíamos la verdad y la razón del evangelio.
Seguir a Jesús para ser su esclavo no es
fácil.
Actualmente
las personas que llaman a Jesús Señor juegan a dos o más puntas, hoy en día
¿Quién puede dejar a su familia para seguirle? ¿Quién abandona su trabajo o
tareas para hacer lo que Él manda? ¿Quién cumple los requisitos para ser un
siervo?.
Debemos
tener mucho cuidado, cualquiera que no cumple y llama a Jesús Señor, se hace
mentiroso y se condena a sí mismo, porque:
Mateo 7
21 No todo el que me dice: Señor,
Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de
mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en
aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos
fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí,
hacedores de maldad.
El
Cesar
Hasta
aquí hemos desarrollado el primer significado de la palabra kurios.
En
épocas de Cristo había un solo designio a una sola persona como Señor, este era
“El Cesar”, nombre del emperador, ante el cual siempre se afirmaba, que “Cesar
es el Señor”, y esta expresión tenía tal fuerza que era un saludo obligado
entre los romanos y sus súbditos y más aún levantando la mano asistían al
saludo.
Uno
decía: “El Cesar es el KYRIOS” y el otro respondía: “El Cesar es el KYRIOS”.
Luego
los discípulos y los que creían en el Señor Jesús respondían al saludo
diciendo:
“Jesucristo
es el KYRIOS”, ¿Cómo?, ¿Quién?, NO!, Estás equivocado!, y siempre se agregaba:
“A la cárcel”, “A la hoguera”, “A los leones”.
Los
primeros cristianos, Hijos de Dios, preferían contestar que Cristo es el Señor
y morir, si es necesario, antes que negarle, porque comprendían muy bien quien
es la máxima autoridad y sabían que:
Mateo 10
32A cualquiera, pues, que me
confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de
mi Padre que está en los cielos. 33Y a cualquiera que me
niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi
Padre que está en los cielos.
La
realidad de aquella época era que Cesar era el Kurios de todo el Imperio
Romano. El Cesar era el jefe, el que mandaba, el dueño de todo el imperio, de
todo su territorio, aún cuando la gente tenía chacras, terrenos propiedades y
se le permitía administrarlo, en última instancia todo pertenecía al Cesar.
Cuando él decía “quiero veinte hectáreas de aquel lugar para hacer una plaza”,
nadie se le oponía, porque era dueño.
Cuando
a Jesús le preguntaron con respecto a los tributos e impuestos al Cesar, para
tentarle, Él pidió una moneda y dijo: ¿De quién es esta imagen?, del Cesar
respondieron entonces sabiamente y con verdad respondió: Dad al Cesar lo que es
del Cesar (Mt 22:15-22).
Todas
las monedas del imperio tenían grabada la imagen del Cesar, porque todo el
dinero era de su propiedad, y todo el desenvolvimiento económico dependía de
él.
La
fuerza, la soberanía y la autoridad máxima sobre los hombres eran representadas
por el Cesar, hasta que llegó Jesús hombre para obtener el Señorío Real.
LA OBTENCIÓN DEL TITULO
En el
transcurso de nuestra historia, se han definidos épocas en la que los hombres
conquistadores de pueblos establecían
reinos, reyes, emperadores, cesares.
Toda
nuestra historia está llena de personajes que a través de la espada y ejércitos
han tomado y sometido los territorios y demás reinos; La búsqueda fue siempre
la de un solo poder, la de un solo líder, la de un solo rey, la de un único
Señor, y lo obtenían matando gente, destituyendo reyes, haciendo guerras,
basándose en la fuerza violenta, porque vivían bajo la ley “del más fuerte”,
“la ley de la selva”. Una y otra vez se levantaron imperios.
Pero
los que los hombres ignoran es que todos, absolutamente todos los imperios
fueron puestos por Dios, ignoran que existe un solo y todopoderoso Rey y
Soberano Dios.
La
síntesis de la historia de la humanidad está resumida en las profecías del
libro de Daniel y en el libro de Apocalipsis y muchos detalles se encuentran en
los libros de los otros profetas.
Todos
los hombres que se han hecho emperadores fueron puestos por Dios.
Daniel 2
21 El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone
reyes;
da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos.
Así
que Señor son aquellos que han logrado el poder máximo sobre los hombres por
voluntad de Dios.
Volviendo
a Filipenses 2 (leyendo detenidamente 5 al 11), el proceso por la que Jesús ha
pasado es una referencia directa hacia nosotros tanto espiritual como física.
Nota: Antes de describir las
secuencias, queremos aclarar que el lenguaje utilizado es humano, o bien que el
análisis está considerado desde el punto de vista humano, desde la condición de
hombre.(Cuidado con la comprensión). Jesucristo es el Señor desde siempre y
para siempre, desde antes de la fundación del mundo, lo importante del
desarrollo es hacer notar como lo asume el hombre.
En
la antigüedad solo un pueblo tenía reconocido como Señor a un Único y verdadero
Dios (Los Israelitas), las demás naciones vivían sometidas a imperios y a
falsos dioses (esto es “sin Señor”), pero luego aquel Señor de los judíos tomó
forma de siervo, para extender su reino, hacia nosotros los gentiles. Y a
partir de allí nació un nuevo pueblo que se asomó del mundo para heredar el
mundo.
1º
- Jesucristo se humilló
Cristo
antes de nacer estaba en forma de Dios (Jn 1:1; Fil
2:5-7; Pr 8:22-31).
El
ser supremo, Él creador del universo tomo forma de hombre. Siendo Dios no
estimó el ser igual a Dios, no sacó ningún, pero ningún provecho de lo que
realmente era, vino al mundo por voluntad del Espíritu Santo tomando forma de
siervo, hecho igual, igual a los hombres, no era superior ni inferior.
Jesús fue un hombre sin pecado, verdadero Hijo de Dios, verdadero hombre,
verdadero Dios, pero creció al igual que nosotros de la misma manera y
en circunstancias iguales, nunca durante treinta años (antes de su ministerio)
mostró indicio de superioridad o poderes misteriosos, fue siempre un hombre que
crecía y se llenaba de sabiduría y de la gracia de Dios y Dios estaba con Él. (Lc 2:40, 45-52).
Existen
seres creados superiores e inferiores a nosotros, pero El Hijo siendo Creador,
tomó forma de ser creado, esto es una verdadera humillación, totalmente en
contra del ideal y postura del hombre que siempre quiere escalar, ser superior,
queriendo evolucionar.
La
siguiente pregunta te ayudará a comprender el despojo: ¿Quisieras dejar de ser
hombre y ser un perro o una cucaracha???
La
repuesta será siempre “NO, yo soy un hombre como voy a tomar forma inferior”.
Lo
que realmente está ocurriendo en ti es que te estás aferrando a tu condición y
no te quieres desprender de ella. Sin embargo El Hijo se hizo hombre en una
degradación mucho mayor que la de nosotros haciéndonos un perro u cucaracha.
Mas
aún, estando Jesús en la tierra nunca dijo ¡Atención, soy un hombre pero
también soy Dios y he venido para que me sirvan. Jesús no vino para ser
servido, sino para servir haciendo la voluntad del Padre, se humilló en un
escalafón menor, debido a que debía obedecer y obedeció hasta la muerte.
Jesús
cumplió su función “El Salvador”, asumiendo injustamente nuestra condenación,
asumiendo el infierno de todos los hijos de Dios perdidos.
Jesús
es perdón, restauración, vida eterna.
2º
- Dios le exalto a lo sumo
Mateo 4
8Otra vez le llevó el diablo a un
monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,
9y le dijo: Todo esto te daré,
si postrado me adorares. 10Entonces Jesús le dijo: Vete,
Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo
servirás. 11El diablo entonces le dejó; y he
aquí vinieron ángeles y le servían.
Jesús
nunca buscó por si mismo el máximo poder como lo hacemos nosotros, nunca se
exaltó así mismo como lo hacemos nosotros. A Jesús lo exaltó Dios.
Jesús
en la tierra es Dios hecho hombre (Hijo Unigénito) y como hombre su condición
ante si mismo en el Cielo (Padre) es la de un siervo, y siendo hombre
comprendió quien es su Padre, como hombre supo que Dios es el Soberano y el que
dispone de todas las cosas. Supo que Él no debía hacer su voluntad, sino
únicamente la voluntad de Dios. (Jn 5:30)
En
todo el tiempo en que estuvo en su carne Jesús no buscó el hacer su voluntad a
pesar de conocer todo su potencial, Él podía por su propia capacidad levantar
un reino en la tierra y permanecer para siempre en ese estado (en carne y
sangre), Jesús tenía la capacidad y la potencia de levantar en poco tiempo un
ejército y derrocar a todo los emperadores y reyes para establecerse como un
único y eterno rey en la tierra. Se lo imaginan, se hubiera hecho dueño
absoluto de toda la humanidad. Esto era posible porque Él sabía que todo era
suyo y podía hacer con él lo que quiera.
Si
Jesús hubiera querido esto, Él estaría reinando en carne actualmente sobre
nosotros y estoy seguro que todo sería paz y armonía. Pero a Jesús no le atrajo
esta posibilidad que satanás le mostró en la tentación. Me he puesto a pensar
en la última tentación de satanás a Jesús y un profundo análisis desde varios
puntos de vistas me sorprendieron y me han enseñado a humillarme y a amar a
Jesús. Es maravilloso que Él haya dicho “vete satanás”, de otra forma toda la
humanidad de principio a fin hubiera muerto eternamente.
Me
imaginé por un momento estar frente a esa tentación y que me mostraran la
gloria de los reinos y dije “pero esto es el todo de todo hombre”, quién podría
realmente rechazar semejante oferta, yo no lo hubiera pensado dos veces, todo
hombre de mundo se hubiera postrado ante satanás esperando que él le entregara
los reinos preciados, esta tentación es realmente inmensa para cualquier hombre
carnal y mortal. Pero en Jesús es mucho más grande la oferta, porque si a un
hombre se le brindara esa oportunidad, su reinado duraría hasta que muera (no
más de cien años), pero si Jesús hubiera aceptado su reinado sería eterno
porque Él es eterno, y otra observación muy importante es que Jesús vino al
mundo para establecer un reino, o sea que lo que satanás le estaba ofreciendo
era lo que Jesús tenía como objetivo y aún con el camino más fácil para
obtenerlo, porque Jesús sabía que su muerte en la cruz sería una experiencia
horrible, tormentosa, dolorosa e injusta, basta recordar que oró tres veces
pidiendo pasar de esa copa, (Mt 26:36-46). Esto
es doblemente maravilloso, porque no solo rechazó la oferta de satanás sino que
asumió la inmerecida y Horrible muerte condenatoria de cada uno de nosotros,
soportó la ira de Dios que debía ser derramada sobre nosotros.
Mi pregunta
ante semejante hecho fue: ¿Porqué?¿Por qué aceptar morir y rechazar los reinos
que en definitiva eran suyos?
Y a
partir de allí comencé a comprender porque “es” realmente mi verdadero Señor y
el Señor de toda la Creación
Jesús
no prefirió la oferta de satanás, porque si lo hubiera aceptado su reino habría
sido sobre hombres que se mueren, su reino hubiera sido un reino en el que la
muerte se apodera de su pueblo. A Jesús no le interesaba ser “el rey de los
muertos”. Él quería ser “El Rey de hombres vivos”, y para ello debía deshacer
el poder de la muerte. Pero para deshacer el poder de la muerte debía cumplir
la ley como Él la cumplió y cumplida Él estaba justificado, pero con su sangre
perfecta, santa, con su vida humana, compró a su pueblo que estaba muerto, con
su vida pudo justificar a todos los hombres de su reino y así deshacer el poder
de la muerte que había sobre su pueblo. Hemos sido comprado con su sangre (1º de Co 7:23). Somos esclavos “vivos” de Él.
Hechos 2
31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada
en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32A este Jesús resucitó
Dios,
de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, exaltado por la
diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto
que vosotros veis y oís.
34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
35 Hasta que ponga a tus
enemigos por estrado de tus pies. 36 Sepa, pues, ciertísimamente toda
la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor
y Cristo.
Entonces
en el momento de Jesús en la cruz, muerto Él, comenzó a comprar a su pueblo, es
decir estaba abriendo la posibilidad de vivificar a su pueblo, pero Él estaba
muerto, por tres días podríamos decir que se trataba de un pueblo que podía
vivir, pero con su Rey muerto. Pero la fe, la obediencia y la esperanza de
Jesús tuvo su fruto, aquel Rey alcanzó la gloria máxima entregada por su Padre
quien lo levantó del seol y le dio un cuerpo glorificado y un nombre que es
sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los
que están en los cielos y en la tierra y debajo de la tierra y todo lengua
confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre por todas las
edades, por los siglos de los siglos Amén. ¡Aleluya! Por el poder de nuestro
Padre y por nuestro SEÑOR Jesucristo.
1 Juan 3
2 Amados, ahora somos hijos de
Dios,
y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él
se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí
mismo, así como él es puro.
Ahora
tenemos un pueblo vivo con su Rey vivo, ¡Y que vida! una vida eterna con un cuerpo
glorificado sostenido en la esperanza; en la que también nosotros por medio de
Él venceremos a la muerte y a todo su poder eternamente para obtener aquel
cuerpo semejante al de nuestro Señor.
Es
así como logró el Señorío sobre el hombre, dándole vida a su pueblo,
comprándonos del reino de la muerte, para trasladarnos al reino de la luz (Col 1:13). No con dinero sino con amor.
Y no
solo al hombre sino también al mundo entero, porque con su amor cubrió todo el
mundo (Jn 3:16), a tal punto que en su muerte
no solo está la esperanza de nuestra transformación sino también la redención
de la tierra y de los cielos (Ro 8:18-25, Ap 21:1).
Es
maravilloso semejante suceso y solo lo podremos comprender cuando realmente
reconozcamos a Jesús como Señor y crezcamos Espiritualmente (Ef 3:14-21).
JESÚS EL SEÑOR DE LA CREACION
[POTESTAD: Dominio, poder o jurisdicción sobre una cosa]
[ESTRADO: Tarima cubierta con alfombra en la que se coloca un
trono o la mesa de un personaje en actos solemnes]
[PRINCIPADO: Título o dignidad de príncipe. / Territorio sobre el
que recae este título / Extensión sujeta a un príncipe]
Colosenses 1
15El es la imagen del Dios
invisible, el primogénito de toda creación. 16Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos
y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios,
sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y
para él. 17Y él es antes de
todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el
principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la
preeminencia; 19por cuanto agradó al Padre que en
él habitase toda plenitud,
Filipenses 2
10para que en el nombre de Jesús
se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo
de la tierra; 11y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Salmos 110 (Mateo 22:44)
1 Jehová dijo a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
Mateo 28
17Y cuando le vieron, le adoraron;
pero algunos dudaban. 18Y Jesús se acercó y les habló
diciendo: Toda
potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Colosenses 2
10y vosotros estáis completos en él,
que es
la cabeza de todo principado y potestad.
No
hacen falta agregar más palabras a las verdades bíblicas anteriores, lo que
pretendemos es ordenar sencilla y simplemente con pocas palabras el dominio o
señorío de Jesucristo.
Desde
el inicio de la humanidad Dios ha puestos muchos reyes en la tierra, pero de
todos ellos, hay uno que realmente es el verdadero Rey y Señor, “El Señor
Jesucristo”.
Este
Señor tiene varias distinciones y propiedades, que las ha obtenido por la
obediencia a su Padre por cuanto ha sido perfeccionado en todo.
-
El Señor Jesús es el único Rey que ha permanecido para siempre. Es
eterno
-
El Señor Jesús es el único que tiene vida.
-
El Señor Jesús es el único que tiene potestad sobre la muerte.
En
forma particular enseñamos bíblicamente que JESÚS ES EL SEÑOR DE TODO LO
CREADO.
Pero no lo es meramente por su deidad preexistente. Cuando vino a la tierra y
se encarnó, demostró antes los hombres el pleno dominio y autoridad que tenía
sobre todas las esferas de la Creación
-
Jesús el Señor del reino de los ángeles
Mateo 4
11 El diablo entonces le dejó; y he
aquí vinieron ángeles y le servían.
Mateo 26
53¿Acaso piensas que no puedo ahora
orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?
Estos
seres espirituales superiores al hombre carnal, han sido creados por Él Hijo
para colmar y rellenar todo su reino celestial y para que estén a su servicio,
su posición es agradable puestos que están en la presencia de Dios y disfrutan
trabajar para Él. Sin embargo un “tercio” de ellos ha sido engañado por el
“querubín” y fueron hechos prisioneros hasta el día del juicio final. También
hemos de destacar que Dios no ha procurado la salvación de tales ángeles.
Jesucristo no se hizo ángel para salvar ángel, se hizo inferior a los ángeles
para salvarnos a nosotros. (Heb 2:14-16, Jd 1:6)
-
Jesús el Señor del reino de la naturaleza
Mateo 8
26El les dijo: ¿Por qué teméis,
hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al
mar; y se hizo grande bonanza. 27Y los hombres se
maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le
obedecen?
Mateo 21
18Por la mañana, volviendo a la
ciudad, tuvo hambre. 19Y viendo una higuera
cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y
le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. 20Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se
secó en seguida la higuera?
Estos
versículos más allá de mostrar su potencia o su poder sobre las cosas, están para
mostrar que Jesús hecho hombre nunca perdió su autoridad como Dios y así lo
demuestra, Él fue Señor siempre, su autoridad no menguó, hacerse hombre no era
renunciar a su Señorío sino extenderlo hacia los hombres.
La
postura de Jesús es la de un Hijo obediente en condiciones humanas, pero su
título de Señor es eterno. Él tiene autoridad, pero como hombre debe sujetarse
a la voluntad del Padre, esto no es por capricho sino que es condición
necesaria y es el ejemplo más claro de la postura de todo hijo de Dios frente
al Padre.
Jesús
tiene el control absoluto de la naturaleza, porque todo subsiste por Él, esto
incluye nuestra naturaleza.
-
Jesús es el Señor sobre el reino de los muertos
Juan 11
43Y habiendo dicho esto, clamó a
gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! 44Y el que había muerto
salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un
sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.
La
resurrección de Lázaro, prueba fiel de que Él era el esperado, Él es el Cristo.
“Yo soy la vida”, “aunque este muerto vivirá”. Pero más allá de librarnos de la
muerte física (resurrección a un cuerpo glorificado), lo más importante es que
Él nos libra del poder de la muerte y de la muerte eterna (ya nunca más seremos
separado de la gloria de Dios), por lo que llamamos una salvación eterna. No
pecaremos y nunca más se acordará de nuestros pecados.
-
Jesús es el Señor sobre el reino de los demonios (por encima de
Satanás)
Mateo 4
9y le dijo: Todo esto te daré, si
postrado me adorares. 10Entonces Jesús le dijo:
Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él
sólo servirás. 11El diablo entonces le dejó; y he
aquí vinieron ángeles y le servían.
Mateo 8
28Cuando llegó a la otra orilla, a
la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían
de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel
camino. 29Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes
con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de
tiempo? 30Estaba paciendo lejos de ellos un
hato de muchos cerdos. 31Y los demonios le rogaron
diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos. 32El les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de cerdos;
y he aquí, todo el hato de cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y
perecieron en las aguas
Lucas 4
32Y se admiraban de su doctrina,
porque su palabra era con autoridad. 33Estaba en la sinagoga
un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz, 34diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has
venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios. 35Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces
el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño
alguno. 36Y estaban todos maravillados, y
hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y
poder manda a los espíritus inmundos, y salen?
Cuando
los espíritus inmundos veían a Jesús comenzaban a temblar ante su presencia y ya
le estaban pidiendo que si los sacaba de allí los dejara ir a los hatos de
cerdos. Él dio una orden en una sola palabra “Id”. Y no hubieran podido ir por
si mismo porque necesitaban el permiso del Señor de la naturaleza para entrar
en ellos. Cada vez que un demonio o una legión o hasta satanás mismo estuvieron
frente a Jesús, tuvieron que someterse al mandato del Señor, porque a pesar de la rebeldía y la
desobediencia de satanás y sus demonios ellos seguirán bajo la autoridad de
Cristo. La gente y los discípulos fueron fieles testigos de la autoridad
ejercida sobre el reino de las tinieblas.
Este
concepto encierra no solo la autoridad de nuestro Cristo sino también su
soberanía sobre todo tipo de reino
-
Jesús es el Señor sobre la humanidad
Juan 7
46 Los alguaciles respondieron: ¡Jamás
hombre alguno ha hablado como este hombre!
Mateo 7
28 Y cuando terminó Jesús estas
palabras, la gente se admiraba de su doctrina; 29porque les enseñaba
como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Mateo 8
2 Y he aquí vino un leproso y se
postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. 3Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio.
Y al instante su lepra desapareció.
Mateo 9
2 Y sucedió que le trajeron un
paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al
paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.
Las
personas cuando le oían predicar se sorprendían porque les hablaba como quien
tiene autoridad, sanaba con la imposición de manos y algún otro método
significativo pero el poder estaba en su voz. Tenía potestad de perdonar
pecados.
El
siempre estaba dando ordenes, cuando llamó a sus discípulos les dijo “Sígueme”
era una orden, no les explicaba quien era, o porque debían seguirle, Él
ordenaba y solo había dos opciones o cumples o no cumples.
En
cierta ocasión, cuando lo estaban por apresar (Jn
18:5), le preguntaron quien era Jesús y Él respondió, “Yo Soy” y toda la
turba retrocedió y cayó al suelo.
La
personalidad de Jesús era la de un hombre sencillo, rostro y postura varonil,
pelo corto, tenía una mirada que nadie podía soportar.
Nadie
podía estar frente a Él sin sentir algún temor interno o reprensión cuando Él
miraba o hablaba, porque era un Rey.
Jesús
tiene autoridad sobre los seres vivientes: sobre su cuerpo para sanar; sobre su
alma y su espíritu para salvar.
Una y
otra vez se paró frente a las gentes y les dijo: “¿Quién de vosotros me acusa
de pecado?. Nunca nadie pudo levantar un dedo, nadie nunca abrió la boca. Todos
enmudecieron.
JESUS EL REY VENCEDOR DE LA MUERTE
-
Jesús frente al concilio
Mateo 26
63Mas Jesús callaba. Entonces el
sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres
tú el Cristo, el Hijo de Dios. 64Jesús le dijo: Tú
lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre
sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
Ante
todas las acusaciones Jesús callaba, pero a la pregunta del sumo sacerdote le
respondió “Tú lo has dicho” y agregó la frase del libro de Daniel en señal
cierta de que Él era el Hijo del Hombre, esto causó gran conmoción porque los
sacerdotes sabían que el “Hijo del Hombre” nombrado por Daniel (quizás el libro
más leído en esos tiempos) era el ungido de Dios, el Mesías esperado, El
Salvador de los judíos y ahora este Jesús se declaró ante la repuesta de sus
labios, no soportaron la verdad y les pareció blasfemia y el sumo sacerdote
rasgó sus vestiduras.
“Y
los suyos no le recibieron”
Jesucristo
se presento a sí mismo: Él era el Mesías “El Hijo del Hombre”
-
Jesús frente a Pilato
Mateo 27
11 Jesús, pues, estaba en pie delante
del gobernador; y éste le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?
Y Jesús le dijo: Tú lo dices.
Juan 19
7 Los judíos le respondieron:
Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí
mismo Hijo de Dios. 8 Cuando Pilato oyó
decir esto, tuvo más miedo. 9 Y entró otra vez en
el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dio respuesta. 10 Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo
autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte? 11 Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te
fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado
tiene.
Pilato
tuvo miedo, quizás por sus vanas creencias y superstición en los mitos y
religión del imperio romano, no sabía con quien estaba realmente y buscó una
explicación. De repente se dio cuenta de que la sangre de un hombre a quien no
conocía y al que llamaban “Rey de los judíos” y “El Hijo de Dios” estaba en sus
manos y trató de librarse sin darse cuenta que tenía la posibilidad de
liberarlo.
A
Pilato le respondió con otra verdad. “El Padre es el que tiene la Autoridad ”
-
Jesús frente a Herodes
Lucas 23
8Herodes, viendo a Jesús, se alegró
mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas
acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal. 9Y le hacía muchas preguntas, pero él nada le respondió.
Herodes
no recibió respuesta de Jesús. Jesús era el verdadero Rey de los Judíos,
Herodes era un impostor.
-
La humillación
Durante
3 años y medio Jesús demostró ser el Señor de todo y de todos, pero
repentinamente todo cambió. Él que tenía todo poder en los cielos y en la tierra
y Él que sujetaba con su autoridad a hombres, ángeles, demonios, fue prendido
en el huerto de Getsemaní. Los hombres lo ataron y lo llevaron e hicieron de Él
lo que quisieron, le escupieron su rostro, le injuriaron y Él permaneció en una
actitud pasiva. Él que era Señor sobre los hombres estaba siendo sometido por
ellos.
No
actuó más con la autoridad que demostraba tener. Dios lo sometió a las
autoridades de los gobernantes de la tierra. “Se estaba humillando”
Su
cuerpo quedó colgado, sujeto por tres o cuatro clavos a una cruz. Así estuvo El
Hijo de Dios, bajo las burlas de los que le pedían que se bajara de la cruz
para creerle.
Ya
había pasado el tiempo de demostrar, no quiso salir de la cruz.
Cristo
en la cruz “se estaba despojando” de su poderío, se humilló hasta la muerte.
Estaba solo completamente solo, los discípulos se habían ido, ni el Padre le
miraba, le había desamparado, ni un ángel para servirle, porque era necesario
que sujetara todo aquello que era suyo en sus manos de hombre, Jesús debía resistir
como hombre todo el peso de la
Creación para salvarlo y reconciliarlo con Dios pero como
hombre. Y murió asumiendo injustamente la destrucción de los suyos y del mundo.
El que tenía el poder sobre la muerte ahora moría, (“la herida en el
calcañar”). Descendió al Hades y allí se encontró con el sufrimiento y con la
cautividad (Seno de Abraham) Y esperó en el Padre para ser levantado juntamente
con todo aquellos que durante tanto tiempo habían esperado a su Señor.
Jesús
venció la muerte y aplastó la cabeza de la serpiente, dándole un golpe mortal,
le quitó las llaves y resucitó al tercer día, ¡Aleluya!.
JESÚS VENCEDOR Y
VENCIDO SATÁN
El
que fue injustamente muerto mereció toda la gloria, todo el poder y toda la honra. Con su sangre
compró lo que se había perdido, con su vida dio Vida a su pueblo.
Porque
este Señor no compró con dinero nuestra vida, sino que con su vida pagó nuestra
muerte para darnos una nueva Vida a nuestro ser.
Esto
nos demuestra que: EL SEÑOR ES AMOR
A
partir de allí recuperó todo lo que estaba perdido. Está sentado a la diestra
del poder de Dios y mora en nuestros corazones con su Espíritu Santo.
Hebreos 10
13de ahí en adelante esperando
hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;
1 Corintios 15
26Y el postrer enemigo que será
destruido es la muerte.
Esperamos hermanos que tomen conciencia acerca de en
quien han creído y de lo que significa estar bajo el Señorío de Cristo, no
busquemos que el Señor nos ayude en este mundo, busquemos hacer su voluntad.
Los días son malos y el Señor Viene, apresúrense a
despertar y a trabajar en el Señor.