Diccionario
[Aceptar: ( decomai “decomai” gr. Implica primeramente recibir luego aceptar) Recibir, Aprobar por
decisión voluntaria./ En cuanto a la recepción de
conocimientos: Reconocer, Admitir la veracidad, consentir, asumir.]
[Convertir: ( epistrefo ”epistrefo” gr.) Transformar, hacer de algo o alguien una cosa totalmente distinta de lo
que es / Producir cambios que hacen de algo una cosa totalmente diferente]
2 Pedro 2
1Pero hubo también
falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías
destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató,
atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. 2Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la
verdad será blasfemado, 3y por avaricia harán mercadería de
vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la
condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.
Los falsos maestros son reconocidos
por su obrar, por introducir doctrinas y enseñanzas que no tienen sustento
bíblico o bien por usar palabras fingidas, palabras que reemplazan a las
verdades Espirituales que aunque se parezcan a las que están escritas en la Biblia cambian el mensaje,
tergiversan la doctrina produciendo disolución, produciendo una mezcla entre la
verdad y la mentira. En definitiva los falsos maestros hablan mentiras que
mezclan con la verdad y con las escrituras para beneficio propio y para hacer
errar a los que la oyen.
Por lo general los falsos maestros
están abalados por las instituciones religiosas. Las religiones luchan por el
dominio y el control sobre las personas y para ellos usan esta clase de
estrategias para introducir
encubiertamente doctrinas mentirosas mezcladas con las escrituras, con el único
fin de sacar provecho (sea este económico, comercial, reconocimiento, fama,
popularidad, etc)
Hoy en día vemos como la Iglesia de Jesucristo está
avasallada por la religión, avasallada por aquellas estructuras humanas a las
cuales llaman “denominación” que lo único que provocan son divisiones y que al
final lo único que logran es ponerse en vergüenza y hacer que el camino de la
verdad sea blasfemado.
Entre tantas palabras mentirosas que
usan los falsos ministros, entre tantas doctrinas erradas, vamos a meditar en
una doctrina muy básica que es la de: Aceptar al Señor o Convertirse al Señor.
Hoy en día entre tantas campañas
religiosas por predicar el evangelio, entre tantos show y espectáculos que se
montan con el fin de expandir sus enseñanzas religiosas, al final de los
eventos se pregunta: ¿Quién quiere
aceptar a Jesús?
A cuanto de nosotros se nos ha
preguntado lo mismo: ¿Quieres aceptar a
Cristo como tu único Salvador personal?.
Yo he considerado tal pregunta, y
busqué la verdad en las Escrituras, busqué quienes fueron los primeros en
“aceptar” (reconocer y admitir por voluntad propia) el evangelio. Busqué si los
primeros apóstoles hicieron las mismas preguntas o si tenían el mismo propósito
que los que hoy predican, y penosamente el resultado fue totalmente negativo,
no encontré en ninguna parte de las escrituras esa expresión, no encontré el
vocablo “aceptar”, no encontré la doctrina de que “hay que aceptar a Jesús”. Y
es lógico que no la encuentre porque no se trata de “aceptar”, no se trata de
considerar, no se trata de recibir el conocimiento y de consentir en decir muy
adentro “es verdad” o “lo acepto”, esperando que eso sea suficiente para lograr
la Salvación.
¿Aceptar?.Si es por
aceptar, todo el mundo ha aceptado la existencia de Jesucristo, las religiones
aceptaron, los gobiernos lo aceptaron, casi todas las naciones asumen estos.
El
evangelio no se acepta, el evangelio convierte:
Hechos 3
19Así
que, arrepentíos y convertíos,
para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos
de refrigerio,
Hechos 3
26A
vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os
bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.
Hechos 26
18para que abras sus
ojos, para que se conviertan
de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí,
perdón de pecados y herencia entre los santificados.
Hechos 28
27 Porque
el corazón de este pueblo se ha engrosado,
Y con
los oídos oyeron pesadamente,
Y sus
ojos han cerrado,
Para que
no vean con los ojos,
Y oigan
con los oídos,
Y
entiendan de corazón,
Y se conviertan,
Y yo los sane.
Hechos 9
35Y le vieron todos
los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor.
1 Tesalonicenses 1
9porque ellos mismos
cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo
os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,
Hechos 26
20sino que anuncié
primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de
Judea, y a los gentiles, que se
arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de
arrepentimiento.
Este es el verdadero propósito del evangelio, el de “convertir” a las
personas, transformar, cambiar totalmente a tal punto de que una vez que haya
asimilado el evangelio mire hacia atrás y pueda ver todos los cambios que se
han producido en su vida, todo aquello a lo que ha renunciado por seguir a
Cristo.
Ser parte del Reino de Dios es un cambio de mentalidad, es la inserción
de un nuevo Espíritu para que Cristo tome el Control, de esto se trata la
conversión, de dejar atrás la vida vieja, de despojarse de la naturaleza
pecaminosa, salir de la existencia sin sentido para pasar a la Vida Espiritual.
Efesios 4
22En cuanto a la
pasada manera de vivir, despojaos del
viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23y
renovaos en el espíritu de vuestra mente,
24y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad
de la verdad.
No es fácil seguir a Cristo, el evangelio no es una oferta para el
hombre, no se debe jamás preguntar ¿Quiere Ud..?, o “que levante la mano el que
quiere”..
El evangelio es una demanda, es una petición obligatoria, el evangelio es una orden: ¡Dios te llama!,
Jesús dice: ¡Sígueme! (se obedece o no se obedece), y el obedecer implica grandes cambios, implica una transformación.
En esto versículos se resume el costo de lo que implica seguir a
Jesús.
Lucas 14
26Si alguno viene a
mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y
hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. 27Y
el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
Lucas 14
33Así, pues,
cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi
discípulo
Convertir no es aceptar, y es aquí cuando comenzamos a considerar quien
predica el verdadero evangelio y quiénes son los falsos maestros que usan
palabras fingidas.
Porque si pedimos a las personas que “acepten” no estamos pidiéndoles
los cambios que son necesario para entrar en el Reino. Por eso una persona que
“acepta” al Señor, estima el conocimiento como verdadero pero sigue haciendo su
voluntad, su vida, no aborrece lo que estaba haciendo, sigue con sus
ambiciones, con sus pretensiones y propósitos en el mundo, sigue respondiendo
al sistema, desgastándose por cubrir sus necesidades, sus impuestos y sus
responsabilidades, y lo peor de todo es que ahora que acepto a Cristo espera
que Cristo le ayude en sus objetivos mundanos y a satisfacer sus ambiciones y
ansiedades que considera justas exponiéndolas en oración, pone su empeño y fe
en conseguir cosas en el mundo (estudiar, mantener o conseguir trabajo, crecer
económicamente, casa, esposa, hijos, salud, paz interior, etc) proponiéndose a
si mismo asistir a las reuniones de la congregación a ofrendar o diezmar
esperando que eso sea suficiente para alcanzar tanto el bienestar en el mundo y
la salvación.
Pero la realidad le muestra duramente que inútil son sus oraciones por
sus pretensiones y que Dios no hará nada por su bienestar en el mundo, antes
por el contrario es Dios quien no “acepta” la voluntad del hombre, sino que
espera a que este se convierta, que deje su vida para hacer la voluntad de
Dios.
¿Aceptar que? ¿Aceptar a Cristo como único Salvador?, de donde sacaron
esta expresión.
Lo que hay que entender es que toda la predicación no está centrada en
la Salvación
sino centrada en el “Señorío de Cristo”
Hechos 2
36Sepa, pues,
ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y
Cristo.
Cuando se predica “El Reino de Dios”, se debe presentar a Cristo por
lo que es, Él es el Señor, Él es el Rey sobre todo dominio y potestad. (Leer el
archivo: “El Señor de Señores”)
Cuando entiendas que Jesús es el Señor y que solo se debe hacer su
voluntad entonces entenderás su propósito y la postura que debes asumir y el
porque de la necesidad de convertirse.
1 Corintios 7
22Porque el que en el
Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue
llamado siendo libre, esclavo es de Cristo.
23Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.
Convertirse en esclavo de Cristo, de eso se trata la conversión, de
dejar de servir al mundo y su vanidad para servir al Señor Jesucristo, salir de
las tinieblas a la Luz.
Un esclavo no toma decisiones, no escoge, no depende de si mismo, un
esclavo está puramente para obedecer y hacer la voluntad del Señor. Y para
hacer la voluntad primero tienes que oír, aprender a escuchar, aprender a
asimilar todas las enseñanzas.
Juan 8
31Dijo entonces Jesús
a los judíos que habían creído en él: Si
vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
32y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Y esta es la verdad que te hará libre, en que el Señor es Soberano y
de Él dependen todas las cosas (Col 1:16-17), y
Él no desampara. Entonces te librarás de esa pesada carga que te puso el
príncipe de este mundo y dejarás todo en manos del Señor y entenderás que:
Mateo 6
31No os afanéis, pues,
diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32Porque
los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que
tenéis necesidad de todas estas cosas. 33Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas.
De ahora en más, entiende hermano cuan necesaria es tu conversión,
cuan necesario es someterte a la voluntad de Dios y no esperar a que Dios te
ayude en tus pretensiones. Aquí la única voluntad que hay que seguir es la
voluntad de Dios y no las pretensiones de las religiones o las enseñanzas de
los falsos que niegan el Señorío de Cristo y reniegan de su voluntad y que
disfrazan el evangelios con palabras falsas como la de “aceptar a Jesús” sin
pedir cambios.
No blasfemes diciendo a Cristo Señor cuando solo buscas egoístamente
tus propósitos.
Ama al Señor tu Dios: Aprende a decir: ¿Señor que quieres que yo haga? (Hch 9:6)
La Paz de nuestro Señor Jesucristo
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