Redes Sociales

siguenos en facebook siguenos en Twitter sígueme en Blogger Sígueme en Likedin Sígueme en Pinterest Canal de youtube

LA FORMACIÓN DE LA BIBLIA




LA BIBLIA


Etimología
El vocablo Biblia proviene del griego “ta biblia = Los Libros”.
Del griego biblion [862] “biblion”: Libro, rollo


En sí la expresión refiere al derivado de un conjunto de papiros o rollos, siendo biblia plural de biblion (biblíon, 'papiro' o 'rollo', usado también para 'libro'). Es posible que biblion sea el apelativo de su origen de la ciudad “biblov = Biblos”, importante mercado de papiros que estaba ubicada en la costa norte de lo que hoy es Líbano a 30 km de Beirut.

Primeros materiales para la edición de los libros
En un principio, los elementos principales para la edición de las Escrituras fueron el papiro y la tinta.
El papiro es una planta acuática de la cual se extraía la sabia con prensas y se hacían tiras, que luego se entrelazaban y se prensaban nuevamente, obteniendo planchas de gran soporte para las inscripciones. Además de esto también se utilizaba vitela (cuero de animales tales como el de antílope, becerro novillo, gacelas, gamuzas, ciervos y familia de estos).
La tinta era hollín de humo negro con cola, agua o aceite de muy buena duración y permanencia;

Con el papiro como papel se armaban rollos y pergaminos, y se escribían volúmenes completos en un solo rollo.
Obviamente no existían elementos de impresión por lo que los antiguos libros se escribían a mano, y por esta razón reciben el nombre de “manuscrito”.

Los profetas y los apóstoles utilizaron mayormente el papiro para redactar la inspiración del Espíritu.

Posteriormente, los cristianos, con la intención de mantener el mensaje y la integridad del escrito reproducían copias de seguridad, pues el mucho trajinar del pergamino apresuraba su deterioro, por estar hechos con materiales perecederos.

Idiomas primitivos en que fueron escritos los libros de la Biblia
La biblia es una compilación de libros que en su mayoría para el Antiguo Testamento el idioma oficial fue el hebreo consonántico, también hay muy pequeñas porciones en libros proféticos e históricos escritos en arameo, y en su mayoría el Nuevo Testamento en griego koiné mayúsculos.
De manera general no se distinguían separaciones de prosas, párrafos, acentuaciones, ni puntos, ni comas, ni signos literarios de exclamación o interrogación, por ejemplo el Nuevo Testamento era un rollo de palabras corridas sin espacio entre palabras (muy similar a cuando escribimos una dirección web).

Primeros Usos para la expresión “La Biblia”
La frase ta biblia fue empleada por los hebreos helenizados desde el siglo IV aC en adelante, (Sobretodo aquellos que habitaban en ciudades de habla griega) para referirse al Tanaj (forma hebrea) o a lo que actualmente denominamos “Antiguo Testamento”.

El Tanaj entonces era la primera Biblia que tenía el pueblo judío (actualmente lo sigue siendo).

Con el desarrollo y expansión del cristianismo La Iglesia comenzó a adosar al Tanaj los evangelios y las cartas de los apóstoles. Y la frase “ta biblia” se transformó en el título genérico de la unión de los libros judaicos (Antiguo Testamento) con los evangelios y cartas apostólicas al que denominamos “Nuevo Testamento”.

Ya en el siglo I como el imperio romano se esforzaba por imponer el latín como lengua oficial, la expresión se redujo a un solo vocablo  “biblia” “Biblia” expresión latinizada usada e impuesta de forma universal por la religión católica desde el siglo IV dC.

Valor histórico de las Escrituras
Que interesante es desafiar a los historiadores y filósofos de estos tiempos sabiendo que la mayoría de sus premisas se han construido con argumentos sostenidos en muy pero muy poca evidencia histórica a diferencia de las doctrinas de las Escrituras (es decir de la biblia) que tiene más evidencia que cualquier libro de literatura histórica o de la lectura filosófica reconocida.

Desde una perspectiva histórica queremos brindar las herramientas apropiadas para que cada cristiano pueda defender históricamente el valor de las Escrituras.

Los pastores y maestros deben enseñar a los cristianos a evaluar y defender el poder del testimonio de las Escrituras por encima de cualquier libro filosófico o científico. Porque la mayoría de los incrédulos y lamentablemente tenemos que decir también de muchos cristianos, tienen la infeliz o mal provista idea de que el cristianismo está basado en una “fe ignorante”, es decir, en una “fe” sin sustento histórico, sin razón o lógica o sin sustento científico. Cuando es el libro que mayor evidencia tiene con más de 19000 documentos históricos de edades muy antiguas y muy congruentes entre sí, lo que convierte al fundamento del cristianismo en una “fe histórica e inteligente”.
Por otro lado algunas religiones cristianas consideran al cristianismo como el producto de una “fe filosófica”, es decir una “fe” basada en un conjunto de conceptos o ideologías centradas en historias utópicas en los que se cree sin el consentimiento histórico y/o científico. Por lo general estas personas están influenciadas por el pensamiento humanista que siempre ha tratado de desvalorizar el testimonio de las Escrituras.

Resolución de la historia
Haciendo un análisis desde el punto de vista histórico de cualquier suceso, lo primero que tenemos que preguntar es: ¿Qué clase de pruebas brinda o aporta la historia en cualquier obra literaria histórica para determinar su veracidad y exactitud? ¿De qué manera los historiadores y científicos verifican los hechos que se mencionan en tantos libros y enciclopedias de historia universal? ¿En que sustenta los tantos argumentos que se mencionan en su investigación?. En definitiva: ¿Cuál es la base fundamental de la historia para medir la  veracidad de la misma?
Pues bien, para responder a todas estas cuestiones tenemos que preguntar primeramente ¿Qué es la historia?
La historia se define como el conocimiento del pasado basado en testimonios o evidencias, sean estas, testimonios escritos, gráficos o mediante la presentación de evidencias materiales; Obviamente mientras más sean, mayor precisión se obtendrá a la hora de determinar las características de un suceso o evento histórico.
Todos los testimonios y todas las evidencias se analizan cuidadosamente para determinar el espacio-tiempo del evento en cuestión, es decir para indicar lugar, fechas, marco histórico, congruencias, etc. y así dictaminar un veredicto de fidelidad de los testimonios para proceder con los posibles argumentos; Y así funciona la literatura histórica. Y sabiendo esto, siempre se ha dicho que es ridículo probar la veracidad de las Sagradas Escrituras. Pero he aquí, que bajo el fundamento o concepto mismo de la historia podemos ufanarnos al decir que las Escrituras tienen más evidencia y más testimonio que la mayoría de las principales fuentes históricas de la historia universal en conjunto, incluyendo a los libros filosóficos también en conjunto.

EVIDENCIA HISTORICA
Escritor
Herodoto
Tucidides
Platón
Aristóteles
La Biblia
(484 al 425 aC)
(460 al 396? aC)
(427 al 347 aC)
(384 al 322 aC)
Literatura legada
Guerras Medicas del Siglo V aC
Guerra del Peloponeso del Siglo V aC
Historia de la Filosofía del Sigo V aC
Lógica, metafísica, política, retorica, astronomía. Siglo IV aC
Principio y Fin de todas las cosas
Manuscritos Disponibles
8
8
7
5
19.000
Copia más antigua
Siglo X dC
Siglo XI dC
Siglo X dC

Siglo IV
Papiro Evidencia
Siglo II



Siglo II

Todo cristiano debe saber que las Escrituras en cuanto a factor tiempo, como documentos históricos y fehacientes, cuenta con evidencia de mayor antigüedad que cualquiera del ámbito secular, a su vez en cuanto a cantidad bibliográfica, las Escrituras cuentan con un sustento en evidencia escritural de aproximadamente unos 19000 (diecinueve mil) manuscritos de diferentes edades, de diferentes lugares y en diferentes idiomas (algunas ya en extinción), a diferencia de las fuentes seculares tales como la filosofía platónica que cuenta con la evidencia de solamente siete manuscritos, de Tucidides solo hay ocho manuscritos, de Heródoto también hay solamente ocho manuscritos y de Aristóteles solamente cinco y en todos los casos la evidencia histórica de estos documentos no supera en antigüedad a los manuscritos que dan testimonio de las Escrituras.

Si cualquier incrédulo u hombre secular pregunta: ¿Son fidedignos los testimonios de las Escrituras? Debemos responder que históricamente dada la cantidad de evidencia bibliográfica que la respaldan y la antigüedad de los manuscritos existentes, las Escrituras son más verificables que cualquier otro suceso en la historia del hombre y por ende es el libro de mayor confianza y muy fidedigno. Y la certeza de las Escritura supera ampliamente a cualquier libro filosófico; Por lo que cualquier ser humano al poner su confianza en los libros seculares por encima de las Escrituras está cometiendo suicidio intelectual.

Los aportes históricos de las Escrituras y las controversias
Si miramos bajo el contexto histórico y solamente bajo el contexto histórico, podremos ver que históricamente las Escrituras relatan mediante el testimonio de muchas personas la vida de un hombre que demostró mediante muchas señales y muchos milagros ser “El Hijo de Dios” (Mt 26:63-64) que enseño su doctrina de manera sencilla y didáctica luego de haberla practicado (Jn 18:20; 17:14; Hch 1:1), que posteriormente fue asesinado por su doctrina (Mr 15:12-15; Jn 19:7) pero que resucitó después de tres días de ser asesinado confirmando su doctrina (Lc 9:22).
Obviamente que haya vivido no es el problema para el incrédulo o humanista, que haya sido asesinado tampoco lo es, el verdadero problema es si realmente resucitó. Porque la resurrección es lo que el mundo humanista ha rechazado y descartado, indicando el mismo como un hecho imposible, al punto tal que mediante artilugios trata de desmentir y desvalorizar esta verdad y por ende la veracidad del testimonio Escritural.
Sin embargo los análisis más profundos demuestran la veracidad de la historia en tiempo y espacio y esto es posible porque los testimonios de las Escritura aportan con mucha exactitud muchos datos y fechas exactas del marco histórico (Ej: Lc 2:1; 3:1-2; Mt 2:22..etc)  que pueden ser claramente verificables mediante el análisis de testimonios seculares paralelos de la época (por fuera del testimonio bíblico), como así también demuestran la congruencia de la diversidad de testimonios de los autores que también fueron asesinados defendiendo la verdad de los hechos; Hablamos de los que murieron defendiendo la verdad de las enseñanzas y sobre todo defendiendo la verdad de la resurrección de Jesucristo.

ESTRUCTURA DE LA BIBLIA

La Biblia está separada en: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento
La primera división que encontramos en la Biblia es la separación de los libros en dos bloques: El Antiguo Testamento (AT) y Nuevo Testamento (NT). Entender y comprender esto es muy importante para todo hijo de Dios.
Un Testamento es un legado, también conocido como “Pacto”, que es un contrato o acuerdo entre dos o más partes que incluyen una reglamentación que determina la voluntad de un Testador frente a un Heredero.
Doctrinalmente se ha aplicado esto a la Biblia, para que el lector entienda que Dios ha manifestado su voluntad primera al pueblo judío y mediante ella la introducción de un “Nuevo Pacto” (Un mejor Pacto) que incluye a los gentiles (Jer 31:27-34; Lc 22:20; Ro 9:24-26; Heb 8:1-12, 9:15-17; 2 Co 3:14).
Fue mediante la palabra de Jesucristo y la revelación dada a los apóstoles que la Iglesia asimiló la voluntad de Dios mediante las Escrituras, teniendo testimonio de lo antiguo para guardar y cumplir lo nuevo (1 Co 10:6,11).

Descripción, Origen y Objetivo
La Biblia es una compilación de textos (que en un principio eran documentos separados llamados "libros"), escritos en hebreo y en griego.
Cada “libro” o “rollo” o “pergamino”, tiene como base fundamental el hecho de haber sido ordenado por Dios, como también inspirado por Dios y esto podemos verlo en cada uno de los libros. Cada vez que leamos “vino palabra de Jehová” o “Palabra de Jehová que vino a..” nos encontramos con un libro ordenado, expresado e inspirado por Dios.

Exodo 17
14Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro ……

Isaias 30
8Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre.

Jeremías 36
1Aconteció en el cuarto año de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, que vino esta palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: 2Toma un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te he hablado contra Israel y contra Judá, y contra todas las naciones, desde el día que comencé a hablarte, desde los días de Josías hasta hoy.

Ezequiel 1
3vino palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar; vino allí sobre él la mano de Jehová.

Oseas 1
1Palabra de Jehová que vino a Oseas hijo de Beeri, en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel.

Colosenses 4
16Cuando esta carta haya sido leída entre vosotros, haced que también se lea en la iglesia de los laodicenses, y que la de Laodicea la leáis también vosotros.

Apocalipsis 1
11que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.

1 Tesalonicenses 5
27Os conjuro por el Señor, que esta carta se lea a todos los santos hermanos.

2 Tesalonicenses 2
15Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.

 2 Pedro 3
1Amados, esta es la segunda carta que os escribo, y en ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento, 2para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles;

Apocalipsis 1
3Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

Juan 20
30Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

Muchos consideran equivocadamente que la Biblia es un libro que intenta explicar la existencia de Dios.
Dios no necesita explicar su existencia, Él es Dios, que su creación no le reconozca es una cuestión puramente insensata y pecaminosa por parte del hombre.
La Biblia es un libro testimonial de la obra de Dios y de su Plan para recuperar lo que se había perdido.
Si bien desde una perspectiva la Biblia relata la historia del origen del pueblo judío y de un hombre que proféticamente fue anunciado como el Mesías, vemos por sobre estas cosas una interacción entre la Voluntad de un Dios que dirige todas las cosas con precisión matemática y una creación sujetada al poder de la muerte por circunstancias experimentales con el fin de probarla y perfeccionarla en obediencia.
La Biblia entonces no es solo la historia del pueblo judío y del inicio del cristianismo, estas son consecuencias de leer la biblia; El objetivo real está contemplado en el propósito de Dios para con el hombre.
Podemos verificar ciertamente que el verdadero objetivo de la Biblia es instruir al hombre en justicia, para perfeccionar al hombre y hacer de él un instrumento obediente apto para toda buena obra.

2 Timoteo 3
16Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

Así podemos ciertamente demostrar que la Biblia está hecha para ser leída y ser aplicada en la vida, la biblia es un libro científico que está hecha para ser escudriñada en profundidad acerca de todos los misterios, porque sin ella jamás entenderemos el origen de todas las cosas y el propósito de Dios en su plan de salvación para con el hombre.
Esto es indispensable para el cristiano, totalmente necesario para todo hijo de Dios; El que no lee la Biblia no puede entender ni comprender la voluntad de Dios.

Juan 5
39Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;

2 Timoteo 3
15y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.

El Canon y su historia
Ahora bien, a parte de los libros bíblicos existen muchos libros antiguos que han querido pertenecer o formar parte de la Biblia; Sin embargo los que forman parte de la Biblia lo forman por el hecho de haber sido seleccionados mediante un canon.

Un canon es una reglamentación con requisitos específicos bien argumentados que sirven para armar el catalogo o la lista de los libros que van a formar parte de la Biblia.

Actualmente existen muchas religiones cristianas con diversidad de opiniones divididas y esto hace que cada religión tenga su propia Biblia basada en su propia formación canónica.

Históricamente sabemos que la primera formación canónica fue establecida por el pueblo judío (puntualmente por sus sacerdotes) posterior a la liberación del pueblo judío de los egipcios.
La primera formación canónica fue “La Torá” “libros de la ley” con aproximadamente 613 preceptos del Judaísmo y la historia del origen de la humanidad y del pueblo judío, lo que nosotros conocemos como “el Pentateuco” que son los primeros cinco libros de la Biblia (Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio) escritos aproximadamente entre el 1491 y el 1445 aC por Moisés, pero ordenado por Dios (Ex 17:14).

De esto podemos deducir la primera regla canónica: La primera regla para que un libro forme parte de la Biblia es que dicho libro sea ordenado por Dios.
En general La Biblia fue escrita aproximadamente desde el 1491 aC y durante el primer siglo cristiano (100 dC.) Aunque existen indicios bíblicos de la existencia de un libro antediluviano que fuera escrito posiblemente 3400 aC pero del que no quedan evidencias, nos referimos al libro de Enoc mencionado en Judas (Jud 14) y que ahora ya no está disponible.

Es evidente de que si buscamos los originales de estos libros, no existen, por la razón de haber sido hechos con elementos perecederos y por el desgaste natural en el uso de los mismos.
Obviamente a lo largo de la historia los libros se han reproducido o copiados a través de las generaciones, pues así les fue ordenado por el Espíritu a los profetas y también a los apóstoles del primer siglo (Col 4:16; 1 Te 5:27; 2 Te 2:15).

En un principio los judíos afianzaron todo su estilo de vida en el sistema legal de la Torá (Pentateuco del AT). Sin embargo, el sistema de organización del pueblo judío ha ido cambiando con el tiempo, a causa de sus fracasos ante el incumplimiento de la ley. Cada cambio ha sido perfectamente documentado, tales como el periodo de los jueces, el periodo de los reyes y el periodo de la diáspora y sometimiento extranjero. A su vez Dios envió profetas a su pueblo y a los pueblos que lo avasallaban para hacerles volver de su error. Por lo cual estas palabras fueron también documentadas por el hecho de ser Palabras enviadas por Dios.
Esto motivó que el pueblo judío guardara los libros de las crónicas de los jueces y reyes y también los libros de los profetas que habían hablado por orden de Jehová adosándolos a la Torá por su intervención a lo largo de estos períodos.

Así que la formación canónica judía argumentó que todo el paquete de libros crónicos, proféticos y poéticos fuera parte de la Biblia judía, lo que hoy conocemos como Antiguo Testamento (Tanaj).

Existió una segunda regla canónica judía que argumentaba que un libro para formar parte de la Biblia tenía que estar escrito “puramente en hebreo” y que tal libro certificara ser original o ser copia de antecedentes verídicos incuestionables.

Sin embargo esta regla se modificó para que se admitieran algunos libros proféticos pos-exilico tal como el libro del profeta Daniel que tiene parciales en arameo, como también el libro de Esdras con parciales en arameo.

(Posible libros escritos parcialmente en arameo Esdras desde el 4:8 hasta el 6:18, 7:12-26; Daniel desde el 2:4 hasta el 7:28; Gn 31:47 (dos palabras); Jer 10:11).

Durante el siglo III aC, y con la helenización como prioridad del imperio griego, el Tanaj se tradujo al griego (lo que conocemos hoy como Septuaginta LXX, o la versión de los setentas) hecho poco tolerable por la religión judía, por haberse cambiado el idioma natal del Tanaj a uno gentil (la cual era necesaria para los judíos helenizados de habla griega dispersos por el imperio) y también había disconformidad por la inserción de algunos libros histórico considerados apócrifos o contradictores al canon de formación (los libros apócrifos más conocidos y que forman parte de LXX son: Tobia, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, 1ª y 2ª de Macabeos, además de adiciones a otros libros, como Daniel 3:24-90 y los capítulos 13 y 14, y algunas al libro de Esther)

También vale destacar que los saduceos (la secta aristocrática judía) solo consideraban como único canon al Pentateuco poniendo al resto de los libros como adicionales pero no influyentes.

Con el tiempo y durante el periodo de Jesús en la tierra, los fariseos ejercieron un mayor predominio en la mayoría de las sinagogas nativas y extranjeras por lo que el canon que prevalecía era el Tanaj, y los judíos esparcidos utilizaban la septuaginta.

Con la llegada del Señor Jesucristo, los preceptos de Dios traspasaron las fronteras judías para llegar a los gentiles (o sea a todo aquel que no es judío, ¡Gracias Señor!).
Jesucristo mismo luego de haber cumplido la Torá a la perfección (Heb 4:14-15) y luego de demostrar a su pueblo que Él era el resultado de todo aquello que los profetas habían profetizado acerca del Hijo de Dios, produjo el fin del Pacto Judío (Antiguo Pacto) (Ro 10:4), para traer un Nuevo Pacto (del cual ya se había profetizado) (Jr 31:31-34).
A partir de entonces fueron los apóstoles los encargados de predicar y extender el Nuevo Pacto a todo el mundo reproduciendo por el Espíritu las palabras del Señor Jesucristo (Jn 14:26) y dejando por escrito su vida, sus hechos, sus milagros, sus Palabras y también estableciendo un nuevo orden Espiritual o régimen Espiritual (La Ley Espiritual del Nuevo Pacto) (Ro 8:2).
Así fue que se acopió a la Tanaj la documentación apostólica para formar “El Nuevo Testamento” en la Biblia. Esto provocó cambios en las reglas canónicas que los judíos no pudieron controlar, porque la biblia pasó a ser un libro de la Iglesia de Dios.

Con el tiempo la Iglesia usó como plataforma de vida y enseñanza doctrinal los evangelios y las cartas apostólicas, acompañando a estas los libros judíos de la Tanaj, reproduciendo de continuo copias de los libros y entregándolas a las Iglesias que se iban fundando.

De esta forma la Biblia quedó determinada por la Iglesia en una compilación de dos bloques de libros, por una parte los libros judíos o “el Tanaj” lo que conocemos como “El Antiguo Testamento” y por otra parte los evangelios y cartas apostólicas llamados “El Nuevo Testamento”, ambos Testamentos  son un (“legado”).

La Biblia al igual que el cristianismo ha sufrido muchas persecuciones.
Después de Jesús el imperio romano persiguió a los cristianos y no conforme con esto persiguió las Escrituras por considerarla un atentado contra el sistema socio-político. A causa de esto se perdieron la mayoría de los primeros manuscritos.

Hay que agregar también que durante los primeros siglos muchos indoctos con mentes malvadas tergiversaron las Escrituras falsificando los manuscritos (2 Pe 3:16)

La religión y el canon
Con el amplio desarrollo del cristianismo en pleno auge del imperio romano, se produjeron grandes cambios socio-culturales que obligó a reaccionar a las autoridades romanas para no perder el control sobre las masas.
Un movimiento estratégico por parte del sistema durante el siglo IV generó la primera religión cristiana conocida como la “religión católica apostólica romana”. A quien le entregaron el poder de dominar sobre el cristianismo.
Fue la religión católica la que se auto encargó de formar institucionalmente el primer conjunto de libros en las cuales se basarían todos sus preceptos, reglas morales y religión. A esto se denomina “formación canónica católica”.

Con el tiempo la religión produciría en si misma divisiones y oposición directa por parte de algunos gobiernos, produciéndose así la formación de varias religiones cristianas.
Obviamente cada religión cristiana realizó su propia formación canónica.

Hasta el siglo XVI se mantuvo en Occidente la traducción latina de Jerónimo, conocida como "la Vulgata" (proveniente del latín vulgar) que incorporaba el canon judío (Tanaj) más los libros apócrifos que formaban parte de la Septuaginta griega y todos los evangelios, las cartas apostólicas y el libro de apocalipsis.

El canon católico
El canon católico romano de la biblia fue sancionado por primera vez en el Concilio de Hipona en el año 393 de nuestra era. Dicho canon consta de 73 libros, 46 pertenecientes al AT incluyendo 7 libros llamados actualmente Deuterocanónicos (Tobit, Judit, I Macabeos, II Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc), que no son reconocidos por el canon judío ni valorados como canónicos por la Iglesia ni por el protestantismo, y 27 al NT que fue confirmado en el Sínodo de Roma en el año 380, y ratificado en el Concilio de Cartago en el año 397, y luego nuevamente confirmado por decreto en la cuarta sesión del Concilio de Trento del 8 de abril de 1546. Ninguna de estas decisiones fue reconocida ni asumida entre la Iglesia ni los protestantes, surgidos a partir del Siglo XVI, ni por distintas denominaciones para-protestantes, surgidas a partir del Siglo XIX (religión de los testigos de Jehova y los mormones).
El canon Ortodoxo católico es aún más amplio que el Canon católico romano, e incluye el Salmo 151, la Oración de Manasés, el Libro III de Esdras y el Libro III de los Macabeos. (En adición a éstos, el Libro IV de Esdras y el Libro IV de los Macabeos figuran, así mismo, como apéndices, en muchas importantes versiones y ediciones de la Biblia.)

Con la Reforma Protestante del siglo XVI, Martín Lutero cuestionó la necesidad de mantener los libros "apócrifos" junto a los del canon judío y los agrupó como un apéndice histórico al final de su traducción al alemán de la Biblia indicando que no corresponden al canon clásico predeterminado por la Iglesia.

Así pues, las versiones católicas de la Biblia constan de 73 escritos, en tanto que las versiones protestantes sólo contienen 66, debido a que ellos consideran que siete libros impresos en las versiones católicas (los deuterocanónicos) sólo son "lectura histórica", pero no canónica. Las versiones ortodoxas, por su parte, incluyen 76 libros en total. Además, la religión Ortodoxa Etíope incluye como canónico en el Antiguo Testamento el Libro de Enoc, que no incluye ninguna de las otras religiones cristianas ni el judaísmo.

Los libros “apócrifos”
La diferencia canónica entre religiones radica solamente en la formulación del Antiguo Testamento. El hecho parte desde el momento en que la Tanaj hebrea se tradujo al griego obteniendo “La Septuaginta” o versión de los setenta que incluían libros apócrifos.
Los libros apócrifos son los libros “tergiversados”, “supuestos” “inventados” o “carente de evidencias” o “históricos sin la inspiración de Dios”, en definitiva los libros apócrifos son inspirados por hombres y no por Dios, que algunas religiones como la católica decidieron insertar en su formación canónica sin argumentos fehacientes.
Cabe destacar que Jesús jamás hizo alusión o mencionó algo de los libros apócrifos.
Hemos de considerar también que analizando los libros apócrifos se encuentran muchas contradicciones doctrinales y mucha oposición con lo enseñado por los otros libros del AT.
Daremos solo algunos ejemplos de las muchas contradicciones halladas en los libros apócrifos:

Biblia con libros apócrifos: Dios habla hoy / Libro del pueblo de Dios

2 Macabeos 15
…….Y yo termino aquí mi narración. 38Si está bien escrita y ordenada, esto fue lo que me propuse. Si es mediocre y sin valor, solo eso fue lo que pude hacer.

En este versículo el escritor mismo da testimonio que fue inspirado por él y no por Dios, considera así mismo la posibilidad de ser mediocre y sin valor.

Baruc 6
2En Babilonia tendrán que vivir muchos años, un tiempo muy largo, siete generaciones; pero después yo los sacaré de allí en paz.

Esta profecía del libro de Baruc fue totalmente falsa, puesto que los judíos estuvieron en Babilonia alrededor de 60 a 70 años en total (1 generación) y no 7 generaciones como lo expresa ese libro.


Tobias 4
10 Porque la limosna libra de la muerte e impide caer en las tinieblas:

Tobias 12
9Dar limosna salva de la muerte y purifica de todo pecado. Los que dan limosna gozarán de larga vida.   

Aquí vemos directamente un ataque a la doctrina de salvación por la sangre de Jesucristo, puesto que si la limosna salva de muerte y purifica de pecado sería una alternativa mucho más fácil para salvarse sin seguir a Jesucristo. (este libro es realmente todo un engaño)

Tobias 11
14Y añadió: ¡Alabado sea Dios, alabado sea su glorioso nombre! ¡Alabados sean todos sus santos ángeles!

Otra contradicción doctrinal. Puesto que a Dios solo se debe alabar, sin embargo este versículo apócrifo abre la puerta para generar una idolatría a los ángeles (esto está más afianzado a las doctrinas de demonios que tienen los católicos).

Además los libros apócrifos abren puertas a la magia y al ocultismo.

Tobit 6
5El ángel añadió: Abre el pez, sácale la hiel, el corazón y el hígado y guárdatelo, y tira los intestinos; porque su hiel, su corazón y su hígado son remedios útiles. 6El joven abrió el pez y tomó la hiel, el corazón y el hígado. Asó parte del pez y lo comió, salando el resto. Luego continuaron su camino, los dos juntos, hasta cerca de Media. 7Preguntó entonces el muchacho al ángel: Hermano Azarías, ¿qué remedios hay en el corazón, el hígado y la hiel del pez? 8Le respondió: Si se quema el corazón o el hígado del pez ante un hombre o una mujer atormentados por un demonio o un espíritu malo, el humo ahuyenta todo mal y le hace desaparecer para siempre.

2º Macabeos 12
42y rezaron al Señor para que perdonara totalmente ese pecado a sus compañeros muertos. El valiente Judas exhortó a sus hombres a que evitaran en adelante tales pecados, pues acababan de ver con sus propios ojos lo que sucedía a los que habían pecado. 43Efectuó entre sus soldados una colecta y entonces envió hasta dos mil monedas de plata a Jerusalén a fin de que allí se ofreciera un sacrificio por el pecado. Todo esto lo hicieron muy bien inspirados por la creencia de la resurrección,”


Así queda demostrado el porqué de la no inserción de los libros apócrifos al canon bíblico usado por la Iglesia.

Estructura Básica de la Biblia
La Biblia se puede separar en dos bloques agrupados por secciones:
-               Antiguo Testamento
o                  Pentateuco (Torá = Ley): Gn, Ex, Lv, Nm, Dt
o                  Históricos: Jos, Jue, Rt, 1º y 2º Sa, 1º y 2º Re, 1º y 2º Cr, Esd, Neh, Est
o                  Sapiensales y Poéticos: Job, Sal, Pr, Ec, Cnt
o                  Profeta Mayores: Is, Jer, Ez, Dn, Lm
o                  Profeta Menores: Os, Jl, Am, Abd, Jn, Mi, Nh, Hab, Sof, Hag, Zac, Mal
-               Nuevo Testamento
o                  Evangelios: Mt, Mr, Lc, Jn
o                  Histórico: Hch
o                  Epístolas Paulinas: Ro, 1º y 2º Co, Ga, Ef Fil, Col, 1º y 2º Te, 1º y 2º Ti, Tit, Flm, He
o                  Epístolas Generales: Stg, 1º y 2º Pe, 1º 2º y 3º Jn, Jud
o                  Profético: Apocalipsis

Separación por Capítulos y Versículos
Es obvio y sabido que las Escrituras, es decir los manuscritos que formaron la Biblia no estaban separados ni por capítulos, mucho menos por versículos, no tenían subtítulos, ni separaciones por estrofas o párrafos, tampoco estaban numeradas sus páginas. Es más, el texto primitivo del AT era consonántico pues no tenía vocales, el texto primitivo del NT era mayúsculo (no existían las letras minúsculas) tampoco tenía separación entre palabras, ni acentos.

La idea de separar cada libro de la Biblia en capítulos y versículos radica en la buena intención de agilizar la búsqueda de frases y expresiones de profunda enseñanza mediante una regla memotécnica numérica, para que sea más fácil la búsqueda referencial y que ésta a su vez sea generalizada.
Esto se hizo posible luego de varios siglos, cuando la Biblia comenzó a ser un libro de profundo análisis literario y doctrinal.
Consideremos que en los tiempos primitivos de la Iglesia, solo algunos tenían el privilegio de acceder a la lectura o revisión de las Escrituras y el grado de analfabetismo era muy grande, y los ministros eran muy celosos en el cuidado y redacción de los mismos.
Se puede decir que fue a partir del período conocido como el del “Renacimiento” cuando se empezó a editar los primeros libros modernos, con páginas, títulos, capítulos e índices. Estos primeros libros impresos imitaban a los manuscritos y ofrecían un texto extenso y continuado, desde la primera página hasta la última, sin divisiones en párrafos o estrofas. La Biblia no ha escapado a esta regla.
Intuimos que en tiempo de Cristo, los fariseos tenían algún método de separación textual de las Escrituras (AT) con el fin práctico de agilizar la enseñanza en los días de reposo, y esto podemos notarlos en aquellos pasajes que eran más populares y que se leían cíclicamente en las sinagogas (Lc 4:17, Hch 13:15; 15:21, 2 Co 3:14). Además algunos de estos pasajes eran conocidos por un título que hacía referencia a su temática (Mr 12:26; Lc 20:37, Ro 11:2).
Se tiene constancia de que en el siglo I dC existía la costumbre de leer la Torá en la mañana del sábado. Podemos suponer que resultaba muy difícil usar un texto largo, sin ningún tipo de divisiones que facilitase de la búsqueda del pasaje determinado para la lectura pública.

Sin embargo la división del Antiguo Testamento en versículos fue establecida por estudiosos judíos de las Escrituras, llamados masoretas. Con hábitos monásticos y ascéticos, los masoretas dedicaban sus vidas a la recitación y la copia de las Escrituras, así como a la formulación de la gramática hebraica y las técnicas didácticas de la enseñanza del texto bíblico. Fueron ellos los primeros que entre los siglos IX y X dividieron el texto hebraico (del Antiguo Testamento) en versículos.
La Biblia fue dividida en capítulos en el siglo XIII (entre los años 1234 y 1242), por el teólogo Stephen Langhton, entonces obispo de la religión católica de Canterbury, en Inglaterra, y profesor de la Universidad de París.

Influenciado por el trabajo que los masoretas realizaron sobre el Antiguo Testamento, Robert Stephanus (El que editó el Textus Receptus) un impresor francés (nacido en Paris) que vivía en Génova dividió el Nuevo Testamento en versículos en el año 1551.

La Biblia que Lutero tradujo al alemán, alrededor del 1530 estaba separada por capítulos.

La primera Biblia que incluyó totalmente la división de capítulos y versículos fue la llamada Biblia de Ginebra, publicada en 1560, en Suiza. Los editores de la Biblia de Ginebra optaron por los capítulos y versículos reparando en la gran utilidad que tenían para la memorización, localización y comparación de pasajes bíblicos.
Fue en definitiva Robert Stephanus, (hijo de Henri), quien popularizó el uso de la numeración de versículos para toda la Biblia. Para los libros del Antiguo Testamento se estima adoptó la división del dominico italiano de finales del siglo XV, Sanctes Paginus. Y para el Nuevo Testamento elaboró una nueva división. Se cuenta que este trabajo lo realizó en el transcurso de un viaje a caballo de París a Lión.
En 1551 publicó el Nuevo Testamento griego, y cuatro años más tarde publicó la Biblia completa en latín. En ambos casos los números de los versículos no figuraban en el texto bíblico, sino al margen.

En 1565, Teodoro de Beza inscribe los números de los versículos en el interior del texto mismo.

El primer libro bíblico impreso dotado de esta presentación versificada y numerada fue el de los salmos, concretamente el Psalterium quintuplex de Lefevre D´Etaples, publicado en 1509, en París, por el famoso impresor protestante, Henri Stephanus, quién ostentó el prestigioso título de impresor del rey para el hebreo, el latín y el griego.

DATOS Y CURIOSIDADES

Por último daremos algunas curiosidades de la Biblia

1)            La primera cuarta parte de la Biblia cubre hasta 1º de Samuel 15.
2)            La mitad de la Biblia está exactamente en el Salmo 118.
3)            La tercera cuarta parte  se encuentra en el capítulo 11 de Zacarías.
4)            La Biblia contiene 66 libros, 1189 capítulos (929 en el Antiguo Testamento y 260 en el Nuevo Testamento), 31.173 versículos y 3.586.489 letras.
5)            El libro de Isaías tiene tantos capítulos como libros tiene la Biblia (66 capítulos, 66 libros.
6)            El libro más corto del Antiguo Testamento es Abdias (21 versículos).
7)            El libro más corto del Nuevo Testamento es tercera de Juan, que contiene 1.240 letras.
8)            El capítulo más largo es el Salmo 119, el cual contiene 176 versículos.
9)            El capítulo más corto es el Salmo 117, el cual contiene 130 letras
10)         El versículo más largo está en Ester 8:9.
11)         El versículo más corto   está en Éxodo 20:13 (AT) y Juan 11:35 (NT).
12)         La Biblia contiene 380 referencias  a la segunda venida del Señor Jesús.
13)         Leyendo un capítulo diario, se puede leer toda la Biblia en 3 años, 3 meses y 4 días.
14)         Leyendo cuatro capítulos diario, se puede leer toda la Biblia en 9 meses y 16 días.



La Paz del Señor Jesús

LIBROS MAB

INTERLINEALES ELECTRONICOS

NT INTERLINEAL GRIEGO - ESPAÑOL

CONCORDANCIA Y DICCIONARIO TRADUCTOR GRIEGO ESPAÑOL DE NT

IGLESIA EN CASAS

ORGANIZACIÓN MINISTERIAL DE LA IGLESIA

EL CRISTIANISMO ACTUAL

¿DENOMINACIÓN CRISTIANA?