Introducción
2 Corintios 3
6el cual asimismo nos hizo
ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu;
porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.
Una verdad que desconocemos o que no admitimos por una cuestión de
conveniencia es el hecho de que cuando creemos y nos hemos bautizado en el
nombre del Señor Jesucristo, lo que hemos hecho en definitiva es confirmar un
pacto (un acuerdo) entre Dios y nosotros.
Un pacto o un acuerdo, como ya hemos visto anteriormente, es una
reciprocidad de obligaciones y beneficios. Obligaciones a las cuales nos
disponemos y debemos cumplir para obtener los beneficios del acuerdo.
Desde hace varios siglos y en la predicación actual del evangelio se
evade esta verdad (quizás por la dureza del contexto), pero es por esta misma
razón que muchos sufren las consecuencias de no cumplir el acuerdo (castigos,
dolencias, pérdidas, caídas, desilusión, incomprensión, etc), al margen de la
conciencia, un pacto es un pacto y es ley. Ley que no está confinada con letras
sino con el Espíritu.
Considerando el análisis realizado anteriormente con respecto a la Salvación como parte del
Plan de Dios, la cual se planteó como un objetivo estricto y propio del hombre
mediante el Antiguo Pacto (Salvación por obras) concluimos que tal acuerdo fue
insuficiente, pero que en definitiva todo esto fue necesario para que el hombre
comprendiera su incapacidad y el menester de un nuevo acuerdo para que el Nuevo
Pacto entrara en vigencia.
Romanos 7
6Pero ahora estamos
libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de
modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo
de la letra.
Actualmente estamos bajo un Nuevo Régimen, Régimen Espiritual que
comenzó con el Triunfo de Cristo en la
Cruz dejando cesante el Antiguo Régimen de la letra (porque
el fin de la ley antigua es Cristo Ro 10:4), y
al decir cesante estamos indicando que la antigua ley ya no tiene vigencia, ya
no funciona por su ineficacia (Heb 7:18-19), no
tiene sentido y es en cierta forma contradictorio perseguir la antigua ley si
estoy en el nuevo régimen.
En el Nuevo Pacto ya no se requiere de la circuncisión en la carne, ya
no se requiere del servicio sacerdotal lo que implica que no se requiere de pagos
por servicios innecesarios (ni diezmos, ni ofrendas, ni sacrificios) ya no se
requieren mediadores entre Dios y los hombres, por lo cual ya no se requieren
de ofrendas en la carne, no se requieren sacrificios externos o internos a la
carne, no hay exigencias en cuanto a comida, lavamientos, reglas sociales de
convivencias y disciplinas, porque Cristo Jesús ha logrado la perfección en
todo y se ha convertido en el “Camino al Padre” y Él es el único mediador entre
Dios y los hombres (1 Ti 2:5), no necesito de
nadie para llegar a Dios solo necesito a Cristo.
El objetivo de esta meditación es realizar un leve análisis para
consolidarlo como doctrina básica y necesaria para complementar con la
expansión del evangelio.
La santificación como objetivo
Primeramente expresamos que El Nuevo Pacto responde a la promesa hecha
a los judíos mismos debido al incumplimiento del hombre.
Jeremías 31
31He aquí que vienen
días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de
Judá. 32No como el pacto que hice con sus padres
el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto,
aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33Pero este es
el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos
días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en
su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34Y no enseñará más ninguno
a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos
me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová;
porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
Afirmamos ahora que el objetivo que tiene Dios para con el hombre es
su santificación
1 Tesalonicenses 4
7Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia,
sino a santificación.
1 Tesalonicenses 4
3pues la
voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación;
Santificación es un proceso que permite al hombre
apartarse del mal, mal que no está
afuera del hombre sino dentro de él.
2 Tesalonicenses 2
13Pero nosotros
debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el
Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación
por el Espíritu y la fe en la verdad,
Efesios 2
8Porque por gracia sois salvos por medio de la
fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
No debemos olvidar que el objetivo tanto del Antiguo como del Nuevo
Pacto es la “santificación del hombre”, en el antiguo pacto la salvación
dependía del cumplimiento estricto y completo de la ley, mientras que en el
nuevo pacto la salvación es un hecho independiente puesto que es por gracia,
pero el llamado es hacia la perfección, así que la salvación es mediante la
santificación por el Espíritu Santo, la fe y la verdad. Apartar al hombre del
mal es el proceso necesario para que el hombre logre la salvación y ahora le
será posible porque se le brinda ayuda suficiente (“por gracia”).
Con el Nuevo Pacto solo han cambiado las reglas del juego a favor del
hombre. Antes solo los judíos formaban parte del acuerdo, el acuerdo anterior
era externo al hombre (leyes en tablas), Dios no moraba en el hombre, había una
continua necesidad de sacrificios debido a la imperfección humana (sacerdocio levítico).
Miqueas 6
8Oh hombre, él te ha declarado lo que es
bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia,
y humillarte ante tu Dios.
La santificación tiene como resultado un hombre que practica la
justicia, ama y tiene misericordia y se humilla ante Dios
1 Pedro 1
2elegidos según la
presciencia de Dios Padre en
santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de
Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.
La salvación es posible en Cristo Jesús mediante la santificación
Romanos 6
22Mas ahora que habéis
sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis
por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.
1 Corintios 1
30Mas por él estáis
vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha
sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;
Para el hombre del
antiguo testamento (para el judío) perteneciente al antiguo pacto, le era
imposible apartarse del mal puesto que su naturaleza corrupta y pecaminosa lo
dominaba y le llevaba de continuo al pecado (Ro
7:7-22) y si bien conocía el bien y quería hacerlo no podía porque su
carnalidad lo superaba.
Entonces podemos
decir que con el antiguo pacto el conocimiento del pecado y de su fuerza se
hicieron patente, puesto que se dieron cuenta de que el pecado tiene dominio
sobre todo hombre y que actúa de manera
contraria a Dios. En cuanto al conocimiento del bien y del mal con el antiguo
pacto quedó bien definido cuales son las pautas para un buen comportamiento
particular y social (aunque no fue posible llevarlo a cabo).
En un sentido
espiritual, el pecado es una naturaleza maligna que convive con el hombre (a
modo de ley) y que lo lleva de continuo a la desobediencia, esta naturaleza
espiritual trabaja en la mente (es el
motor del mundo), domina nuestros instintos (nuestras debilidades carnales),
pone sueños, vanidades como objetivos a alcanzar que no tienen sentido pero que
mantienen entretenido y fascinado al hombre. Los mayores logros sin sentido del
hombre del mundo son: Riqueza, Poder, Gloria, Popularidad y harán cualquier
cosa por lograrlo.
Haberle dado el
conocimiento del bien no le alcanzó al hombre, necesitaba de ayuda espiritual
para que lograra hacer el bien.
Es evidente que la
contaminación de la carne es inevitable, la maldición o corrupción lo
acompañará hasta que fallezca.
Así que el criterio
radica en escapar de la carne, en cuanto al espíritu y aquí está la esencia del
Nuevo Pacto en ayudar al hombre espiritualmente. Dios ya hizo su parte, ahora
nos toca a nosotros
Romanos 7
21Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está
en mí. 22Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de
Dios; 23pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la
ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis
miembros. 24¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de
muerte? 25Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la
ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Todo lo que se haga
en el mundo en cuanto a la existencia carnal es pecaminoso, pero para los que
han creído en Cristo Jesús:
Con
la mente sirvo a Dios, mientras vivo en esta carne que aunque su naturaleza sea
pecaminosa, lucharé y usaré este tiempo en la carne para el beneficio de la
obra Espiritual.
La lucha es por un crecimiento en la
potencia de hacer el bien con la carne pecaminosa, esto es la santificación,
andar en el Espíritu absteniéndose de los deseos de la carne y sin satisfacer
al mundo para obrar a favor de Dios.
Romanos 12
21No seas vencido de lo malo, sino vence con
el bien el mal.
1 Pedro 2
11Amados, yo os ruego
como a extranjeros y peregrinos, que os
abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, 12manteniendo
buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran
de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación,
al considerar vuestras buenas obras.
Gálatas 5
16Digo, pues: Andad en
el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17Porque el
deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne;
y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 18Pero
si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
1 Juan 5
3Pues este es el amor
a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.
4Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la
victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 5¿Quién es el que
vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
La
formalidad del Nuevo Pacto
De igual modo en que hemos resumido el
Antiguo Pacto resumiremos el Nuevo en el cual ordenaremos todo lo que hemos
venido hablando acerca de las primeras doctrinas:
NUEVO
PACTO
-
Objetivo: Santificación;
Apartar al hombre del mal (1 Te 4:3)
-
Requisitos
Primarios
o Creer en el
Nombre del Señor Jesús (Jn 1:12)
o
Bautismo de agua (Jn
3:5) = Nacimiento del Agua
o Bautismo de
Espíritu (Jn 3:5) = Nacimiento del Espíritu (Jn 1:13)
-
Promesas del
Pacto:
o
La Presencia de Dios en
el hombre: El Espíritu Santo en el hombre (1 Co 6:19; 1 Te 4:8; 2
Ti 1:14)
o
El Reino de Dios en la Tierra (La Iglesia) : (Mt 16:18; Col 1:24)
o
La vida por medio de la Fe (Hab
2:4; Ro 1:17; Ga 3:11; Heb 10:38)
o
La venida del Señor Jesús en Gloria (Stg 5:7-8; 2 Te 2:1-8; 1 Te 5:23; 1 Te 3:13)
o
Coherederos con Cristo (Ro 8:17; Ef 3:6)
-
Obligaciones
del Pacto
o
Cumplimiento de la Ley Espiritual
§ Mandamientos
de Jesús, Deberes, Disciplinas, Conductas (Jn 14:15;
Ro 13:8-10; Jn 13:34; Mt 5:21-46; 1Jn 5:3; Ro 13:10)
o
La
Cena Conmemorativa (1 Co 11:23-26)
o
La Iglesia como
Congregación (1 Co 14:26; Heb 10:25)
o
Servicios para la edificación Espiritual de la Iglesia (1 Co 12:28-29; Ef 4:11)
o
Predicación, Discipulado y Enseñanza (Mt 28:19-20)
-
Cláusulas de
condicionamiento
o
Perseverancia para salvación (Mt 10:22; 24:13; Col 4:2; Ro 2:7; Stg 1:25; 2 Jn 9)
o
No Perseverancia (extravío, reprobación,
recaída) (1 Ti 5:11; Ti 3:10; 1 Ti 6:10; Heb 6:6; 2 Ti
3:8; Tit 1:16)
o
Incredulidad para condenación (Mr 16:16; Jn 3:18; Jud 4; 2 Pe 2:3)
o
Pecados naturales, Pecados de Muerte, Blasfemia
contra el Espíritu Santo (Mt 12:31; 1 Jn 5:16-17; Heb
10:26-31)
Desarrollo
En este Nuevo Pacto la Salvación no está
condicionada por las obras del hombre, la Salvación es un hecho gratuito, es por gracia,
Cristo ha dejado abierto el camino al Padre, Jesús nos ha limpiado de toda
maldad y nos ha dado su Espíritu para que vivamos por fe.
Ahora la condición del hombre esta
basado en el hecho de creer o no creer en el nombre del Señor Jesús y a esto se
agrega el bautismo, la perseverancia, la congregación, el servicio para
edificación, y la perfección mediante la santificación.
La finalidad del pacto es “la
perfección” en Cristo Jesús (Ser como Él)
Así que la clave está en “creer”,
creer es un verbo el cual debemos mantener en nuestra vida en un estado
presente, debo creer en todo momento, y en el momento que deje de creer estaré
en grave peligro.
Creer no es un estado de ánimo,
tampoco es un presentimiento o una estimación que implique un estado de
incertidumbre (será? o no será?). Creer es mantener la certeza y la seguridad
de un conocimiento verdadero que aplicado a nuestra vida provoca una conversión
total a favor del Reino de Dios.
Juan 1
12Mas a todos los que
le recibieron, a los que creen en su
nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
Juan 3
18El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido
condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Creer está muy ligado con la
perseverancia, perseverancia en la doctrina y en la práctica del bien bajo
pruebas y resistencias
Mateo 10
22Y seréis aborrecidos
de todos por causa de mi nombre; mas el
que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Mateo 24
13Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Romanos 2
7vida eterna a los que, perseverando
en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad
2 Juan
9Cualquiera que se
extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que
persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.
1 Pedro 1
7para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual
aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra
cuando sea manifestado Jesucristo,
Hechos 14
22confirmando los ánimos
de los discípulos, exhortándoles a que
permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas
tribulaciones entremos en el reino de Dios.
Creer
en que?
Siempre
la frase “Creer en Dios” o “Creer en Jesús”, ha implicado aceptar la existencia
de Dios y de Jesús o aceptar que Él murió por nosotros; Pero eso no es creer en
Jesús, eso es creer que Jesús y Dios existen y que Jesús murió por el pecador,
ese conocimiento no salva.
Creer
que Dios existe NO SALVA.
Creer
que Jesús existió, y murió por nosotros, NO SALVA.
Satanás
y los demonios creen que Dios es uno y tiemblan (Stg
2:19) pero no se salvan. La humanidad cree en Dios pero no será salvada.
Las
religiones cristianas del mundo (católicos, testigos de Jehová, mormones,
evangélicos) creen que Dios existe, creen que Jesús ha venido al mundo, pero no
por eso serán salvos.
Hay
que creer en el Nombre del Señor Jesús
Cuando
creemos en el nombre, estamos creyendo en el significado de su vida.
David
y Salomón han proclamado el nombre de Dios, sus salmos están llenos de estas
Proclamaciones:
“¡Oh
Jehová eterno es tu nombre!” (Sal 135:13)
“¡Por tú nombre oh Jehová me
vivificarás!“ (Sal
143:11)
“Pero él los salvó por amor de su nombre, Para hacer
notorio su poder” (Sal 106:8)
“y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su
pueblo de sus pecados” (Mt 1:21)
“Y llamarás
su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros” (Mt 1:23)
“y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios
Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no
tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y
confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre” (Is 9:6)
“Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este
nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES“ (Ap 19:16)
El nombre de Jesús es eternidad
El nombre de Jesús es Vida
El nombre de Jesús es Salvación
El nombre de Jesús es Dios con nosotros
El nombre de Jesús es admirable
El nombre de Jesús es consejero
El nombre de Jesús es Dios Fuerte
El nombre de Jesús es Padre Eterno
El nombre de Jesús es Príncipe de Paz
El nombre de Jesús es REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
Creer en el nombre de Jesús es convivir con
el hecho de su vida en nosotros
Creer
es absorber ese tipo de vida
Cuando creemos en el nombre de Jesús,
le declaramos:
-
SEÑOR de nuestra
vida
-
LA MÁXIMA AUTORIDAD
sobre nuestra vida
-
DIOS de nuestra
vida
-
SALVADOR de nuestra
vida.
Creer es igual a “saber” más “certeza”, más
“estar seguro”, más “estar convencido”, más obedecer
Para dejar más claramente expresado haremos
un “suma”
Saber (Conocimiento adquirido por la palabra)
Certeza (Veracidad de la palabra. Comprobado)
Seguridad (Estado de ánimo frente a la palabra)
Convicción (Convencimiento real, sin probabilidad, sin
duda)
+ Obedecer (Actitud de sumisión y
servicio)
CREER
Cuando creemos
sabemos. Cuando creemos estamos seguro.
Estos
conocimientos son la base de nuestro nuevo nacimiento, estos conocimientos
operan en nosotros por fe, implantados en nuestra mente, en nuestra memoria por
el Espíritu Santo.
Cuando creemos en Jesús, Él se adueña de nuestra
vida y hacemos su voluntad.
Pero el hombre no puede creer por sus
propios medios, es impotente a ello por lo cual le es imposible
Marcos 10
26Ellos se asombraban
aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 27Entonces
Jesús, mirándolos, dijo: Para los
hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles
para Dios.
Es por ello que Dios repartió un don
especial para “ayudar” a que sus hijos creyeran, demostrando que para creer en
Dios depende de Dios y no de los hombres. Ese don es la Fe , fe que es por el oír y el
oír por la palabra de Dios (Ro 10:17)
Y es porque creemos que nos
bautizamos. El bautismo es el primer paso de fe, porque declaramos que necesito
morir al mundo para nacer en el Reino de Dios
Romanos 6
3¿O no sabéis que
todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en
su muerte?
4Porque somos
sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como
Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros
andemos en vida nueva.
Hechos
22
16 Ahora, pues, ¿por
qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.
Colosenses 1
13el cual nos ha librado de la potestad de
las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,
Bautizar:
·
Es un suceso físico
de zambullir (hundir y levantar) a una persona de las aguas.
·
Refleja un proceso
espiritual y un suceso histórico, que simboliza:
-
La muerte de una
persona en el reino de las tinieblas. [Hundir en el agua]
-
El lavado de sus
pecados [Mojar]
-
El nacimiento de
una nueva vida en el Reino de Dios. [Levantar de las aguas]
Juan 3
1Había un hombre de
los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
2Este vino a Jesús de
noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque
nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
3Respondió
Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo,
no puede ver el reino de Dios.
4Nicodemo le dijo: ¿Cómo
puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el
vientre de su madre, y nacer?
5Respondió Jesús: De
cierto, de cierto te digo,
que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de
Dios.
6Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es.
7No te maravilles de que te dije: Os es
necesario nacer de nuevo.
Creer, Bautizarse, Perseverar, son
requisitos fundamentales para mantener vigente el Pacto entre Dios y nosotros.
Y aunque pensemos que parece difícil
debemos saber que mediante el Pacto Dios se encarga de nuestro cuidado:
1 Juan 5
18Sabemos que todo aquel que ha nacido de
Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le
guarda, y el maligno no le toca.
1 Juan 5
4Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo;
y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 5¿Quién
es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
1 Pedro 1
5que sois guardados por el poder de Dios
mediante la fe, para alcanzar la
salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.
Filipenses 2
13porque Dios es
el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su
buena voluntad.
Judas
24Y a aquel que
es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría,
A
la verdad el Plan es perfecto y la
Salvación por fin es alcanzable para todo hombre que confirme
el Pacto.
Si todo hijo de Dios supiera del
acuerdo que hizo con Dios no tendría temor, no habría debilidad que no pueda
ser superada, no habría caída, no habría mala conciencia.
No hay peor error que la ignorancia y
es por esta causa que la
Iglesia se ve envuelta en muchas situaciones carnales que les
cuesta resolver.
Una Iglesia que no persevera en la
sana doctrina, una Iglesia que no persevera en la oración y la lectura en las
escrituras, una Iglesia que no tiene confianza en Dios es y será una Iglesia
propensa a errores carnales, será una Iglesia débil llevados por cualquier
viento de doctrina y si no se arrepiente será destituida, será vomitada (Ap 3:16).
Si bien el acuerdo es “personal”,
somos “un cuerpo”, lo que implica que todos debemos alinearnos, ayudarnos,
amarnos y mostrar al mundo que el “Reino de Dios” es un pueblo de bien lleno de
gracia y de verdad. Teniendo esto tendremos buen testimonio y será una
plataforma firme para expandir el evangelio.
Los
mandamientos:
Es sorprendente ver que los
congregantes no entiendan porque las escrituras están separadas en “Antiguo
Testamento” y “Nuevo Testamento”, que en definitiva indican “Antiguo Pacto” y
“Nuevo Pacto”, por lo que el congregante se ve impulsado (o lo impulsan) a
cumplir reglas, leyes y mandamientos que no corresponden al nuevo pacto sino al
que ya ha cesado y es obvio que antes esas contrariedades no reciben los
beneficios del antiguo pacto por el hecho mismo de que ya está finiquitado.
Juan 14
15Si me amáis, guardad mis mandamientos.
En el Nuevo Régimen hay mandamientos y
una parte importante del Nuevo Pacto es la asimilación de los mandamientos
expresados por Jesús y por su Espíritu; Mandamientos nuevos muchos de los
cuales son un perfeccionamiento de los mandamientos del antiguo pacto.
Es obvio que no enumeramos todos los
mandamientos, basta con leer el Nuevo Testamento con entendimiento para
comprender cuales son las disciplinas necesarias para llegar a la perfección y
a la santificación requerida y a su vez nos ayudarán en cada una de las
situaciones por la que atravesaremos (pruebas).
Otro punto importante es entender que
la ley Espiritual es rudimental y que el hijo de Dios no está solo y eso es lo
que cuesta entender, porque tenemos su Espíritu, la oración y la Iglesia como soporte y
gran parte del trabajo lo hace el Espíritu (solo debemos someternos y esperar
en Él). Es muy diferente a la situación del hombre del antiguo testamento el
cual no tenía medios para controlarse, no tenía como luchar contra sus
instintos, por ejemplo: El hombre que caía en el vicio de la borrachera no
podía escapar de allí, lo mismos para aquellos que fornicaban o adulteraban,
una vez que cometían el pecado, el pecado se enseñoreaba de ellos y los usaba
como instrumentos de maldad para seguir cometiendo con avidez todas esas
inmundicias.
Sin embargo el hombre del Nuevo
Testamento puede luchar y escapar de las debilidades y de toda clase de
inmundicias, sin importar cuán dominado esté, Dios, la Iglesia y él mismo pueden
renovar su ser.
Y al decir que la ley es rudimental,
estamos diciendo que las disciplinas generan un adiestramiento y un dominio
propio ejercitado en el bien, a tal punto que el rudimento queda superado y
aquello que nos dominaba ahora está bajo control. Pero en sentido Espiritual es
Cristo en nosotros por su Espíritu que va tomando el control de mi “yo” y lo
adiestra para la justicia, para ser un elemento útil a sus propósitos.
Es por ello que escuchamos decir a
Pablo: “ya no vivo yo, más vive Cristo en mí”.
Los rudimentos son necesarios pero una
vez que ha cumplido su objetivo nos dirigimos hacia la perfección.
Entres las etapas de desarrollo de un
hijo de Dios la vida Espiritual debe ir en crecimiento, los primeros rudimentos
nos enseñan a superar aquellas debilidades en la carnes, sean estas
instintivas, costumbres, vicios, conductas impropias, la primera lucha es la
más cruel (por la ignorancia o desconocimiento) pero una vez que superamos esta
etapa (aprendiendo la verdad) acomodamos nuestra vida para preparar nuestro ser
para el servicio en el Señor. Es por ello que necesitamos los mandamientos de
Dios, para conocer la verdad y su voluntad.
Daremos algunos ejemplos resumidos de
los mandamientos del Nuevo Pacto que mantienen una gran similitud con el anterior
y en muchos casos se ha perfeccionado.
Romanos 13
8No debáis a nadie
nada, sino el amaros unos a otros; porque el
que ama al prójimo, ha cumplido la ley. 9Porque: No adulterarás,
no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier
otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. 10El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de
la ley es el amor.
Juan 13
34Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis
unos a otros; como yo os he amado,
que también os améis unos a otros.
Mateo 5
17No penséis que he
venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir. 18Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y
la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya
cumplido. 19De manera que cualquiera que quebrante uno de estos
mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado
en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será
llamado grande en el reino de los cielos. 20Porque os
digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos,
no entraréis en el reino de los cielos.
21Oísteis que fue
dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de
juicio. 22Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su
hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano,
será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará
expuesto al infierno de fuego. 23Por tanto, si traes tu ofrenda al
altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24deja
allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano,
y entonces ven y presenta tu ofrenda. 25Ponte de acuerdo con tu
adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el
adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la
cárcel. 26De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues
el último cuadrante.
27Oísteis que fue
dicho: No cometerás adulterio. 28Pero yo os digo que cualquiera que
mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. 29Por
tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues
mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea
echado al infierno. 30Y si tu mano derecha te es ocasión de caer,
córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y
no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
31También fue dicho: Cualquiera
que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. 32Pero yo os digo
que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella
adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.
33Además habéis oído que fue dicho a los
antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. 34Pero
yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de
Dios; 35ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por
Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. 36Ni por tu cabeza
jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. 37Pero
sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal
procede.
38Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y
diente por diente. 39Pero yo os digo: No resistáis al que es malo;
antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la
otra; 40y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica,
déjale también la capa; 41y a cualquiera que te obligue a llevar
carga por una milla, ve con él dos. 42Al que te pida, dale; y al que
quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.
43Oísteis que fue
dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44Pero yo os
digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a
los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45para
que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol
sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. 46Porque
si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo
mismo los publicanos? 47Y si saludáis a vuestros hermanos solamente,
¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? 48Sed, pues,
vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Mateo 6
1Guardaos de hacer vuestra justicia
delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis
recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
2Cuando, pues, des
limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en
las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os
digo que ya tienen su recompensa. 3Mas cuando tú des limosna, no
sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, 4para que sea tu limosna
en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
El objetivo de los mandamientos es la libertad en Cristo escapando de
la ley del mundo.
1 Juan 2
15No améis al mundo, ni las cosas que están
en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16Porque
todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y
la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17Y
el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece
para siempre.
Santiago 4
4¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la
amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser
amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
Gálatas 5
13Porque vosotros, hermanos, a libertad
fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la
carne, sino servíos por amor los unos a los otros. 14Porque toda la
ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
15Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os
consumáis unos a otros.
Colosenses 1
21Y a vosotros
también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente,
haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado 22en su cuerpo de
carne, por medio de la muerte, para
presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; 23si en
verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza
del evangelio que habéis oído,
el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo
Pablo fui hecho ministro.
Con
respecto a la conducta
1 Tesalonicenses 4
1Por lo demás,
hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y
agradar a Dios, así abundéis más y más. 2Porque ya sabéis qué
instrucciones os dimos por el Señor Jesús; 3pues la voluntad de Dios
es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; 4que cada
uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; 5no
en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios; 6que
ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de
todo esto, como ya os hemos dicho y testificado.
Efesios 4
17Esto, pues, digo y requiero en el Señor:
que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente,
18teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por
la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; 19los
cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia
para cometer con avidez toda clase de impureza. 20Mas vosotros no
habéis aprendido así a Cristo, 21si en verdad le habéis oído, y
habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. 22En
cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está
viciado conforme a los deseos engañosos, 23y renovaos en el espíritu
de vuestra mente, 24y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en
la justicia y santidad de la verdad.
25Por lo cual,
desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos
miembros los unos de los otros. 26Airaos, pero no pequéis; no se
ponga el sol sobre vuestro enojo, 27ni deis lugar al diablo. 28El
que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es
bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. 29Ninguna
palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la
necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. 30Y no
contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el
día de la redención. 31Quítense de vosotros toda amargura, enojo,
ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32Antes sed benignos
unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también
os perdonó a vosotros en Cristo.
Estas son algunas reglamentaciones del nuevo régimen, pero como hemos
expresado antes estas leyes no nos son externas sino internas, Dios escribe en
nuestro corazón, acomoda nuestra mente, renueva nuestro ser, así que ya no es
mi lucha solamente sino de ambos de Dios y del hombre, Dios cumplió lo
prometido solo que a veces no nos damos cuenta o lo ignoramos.
Somos siervos
El Nuevo Pacto nos ha librado de la muerte y de la esclavitud, pero no
para hacer lo que queramos, el acuerdo que hemos firmado especifica nuestra
total entrega al servicio del Señor. No debemos olvidar y debemos siempre tener
presente que somos siervos de Cristo, tenemos un servicio, una tarea por hacer
(todos, absolutamente todos).
El Nuevo Pacto es también un contrato de trabajo
Mateos 11
29Llevad mi yugo sobre
vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas; 30porque mi yugo es fácil, y ligera mi
carga.
Hay diversidad de servicios, no todos hacemos lo mismo, pero todos
debemos ser preparados en obediencia y en disciplinas para hacer cualquier
servicio en el Señor. Trabajar para el Señor es agradable, muy confortable y en
nada se parece al trabajo en el mundo, cuando hemos llegado al conocimiento y
estamos capacitados veremos cuan “fácil es su trabajo” y “cuan ligera es”.
Cláusulas de incumplimiento
Entramos ahora a una zona densa. Recordemos que en Antiguo Pacto la
paga del pecado es la muerte, y en el Nuevo Pacto, como será?
Lo primero que hay que entender es que la naturaleza maligna se pone
en evidencia justamente cuando practicamos la ley Espiritual. “Practicar”,
“Caminar” son continuas batallas por lograr el autocontrol por medio del
Espíritu.
El pecado es un incumplimiento a la ley, una falta, una desobediencia
a Dios por lo cual es desagradable ante Dios. El pecado se muestra ante
cualquier perjuicio o daño que se hace al prójimo, el pecado se muestra cuando
somos arrastrados hacia cualquier inmundicia.
El pecado es también una ley, parte de la naturaleza del hombre, un
poder que se enseñorea y controla a todo
ser humano. Pero este poder es destituido cuando uno dice “amén” al Pacto.
Cuando uno cree en el nombre del Señor Jesús y se bautiza y persevera en la ley
Espiritual todos sus pecados les son perdonados y deja de ser controlado por el
pecado para pasar directamente a ser controlado por Dios. El pecado ya no tiene
potestad sobre los hijos de Dios.
1 Juan 2
12Os escribo a
vosotros, hijitos, porque vuestros
pecados os han sido perdonados por su nombre.
Romanos 6
12No reine, pues, el
pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus
concupiscencias; 13ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado
como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como
vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de
justicia. 14Porque el pecado
no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la
gracia.
1 Juan 3
6Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha
visto, ni le ha conocido. 7Hijitos, nadie os engañe; el que hace
justicia es justo, como él es justo. 8El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca
desde el principio. Para esto apareció
el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9Todo
aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios
permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 10En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo
aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.
1 Juan 5
18Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no
practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el
maligno no le toca.
1 Juan 5
4Porque todo lo que es nacido de Dios vence al
mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
En primera instancia leer esto que es una verdad absoluta, nos lleva
mucho a cuestionar la dirección del Nuevo Pacto.
La verdad es “Todo aquel que permanece en Él no peca” y la clave no es
el pecado sino el hecho de permanecer, si yo permanezco en el Señor es casi
imposible entregar mis miembros para las inmundicias, porque si estoy entregado
de pleno al Señor “no puedo pecar” pues estoy en un todo dispuesto ha hacer el
bien.
Pero esto que “parece” un ideal y no lo es pero que si es una
controversia para aquellos que se inician en el camino y para todos aquellos
que siendo hijos de Dios luchan aún contra sentimientos, emociones, instintos,
ambiciones, ansiedades, en fin (con el mundo en sí) debería ser la meta, llegar
a no pecar. Si todo aquel que ha nacido de Dios “no peca”, la pregunta es: Que
pasa si peca? Cual sería la respuesta?, Será: Es condenado?, No se salva?,
¡NO!, el que peca, peca porque “no conoce a Dios”, peca porque “no le ha
visto”. No podemos encerrar todo bajo un solo concepto de pecado, la lucha no
es contra el pecado sino contra la naturaleza pecaminosa, es por eso que dice
que el hijo de Dios “no practica el pecado”, porque si es por pecar nuestra
naturaleza sigue obedeciendo a la ley de pecado pero no es eso lo que nos
censura sino el deleite por hacerlo (hablo en el sentido de inclinar todo mi
ser alma, cuerpo y espíritu a las inmundicias).
Entonces frente al mundo hay una gran lucha, pueda que mi carne sea
débil, pero mi espíritu debe fortalecerse en el Señor, mientras más le conozco
más potencia tendré para repeler el mundo y sus deseos, mientras más ore y pida
sabiduría y lea más posibilidades tendré, vale decir que uno peca por
ignorancia que se traduce en una falta de fe que implica falta de confianza y
que muestra una gran debilidad que representa oportunidad para el diablo
(tentación) y una situación de peligro.
Entonces no hay una contradicción entre lo que Pablo expresa que “con
esta carne sirvo al pecado” (como si el pecado se mostrara pecado) mientras que
Juan expresa “ya no peca”, sino que el objetivo del hijo de Dios es
contrarrestar la naturaleza pecaminosa para llegar a ser santo como Él es
santo. (entiendes?).
Miremos en la epístola escrita por Santiago y las de Pablo para
entender un poco mejor el origen del pecado y su camino.
Santiago 4
1¿De dónde vienen las
guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales
combaten en vuestros miembros?
Gálatas 5
17Porque el deseo de
la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos
se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
Santiago 1
13Cuando alguno es
tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser
tentado por el mal, ni él tienta a nadie; 14sino que cada uno es
tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido
15Entonces la
concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado,
siendo consumado, da a luz la muerte.
Romanos 7
21Así que, queriendo
yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. 22Porque según el hombre interior, me deleito en la
ley de Dios; 23pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela
contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está
en mis miembros. 24¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este
cuerpo de muerte? 25Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor
nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la
carne a la ley del pecado.
La lucha es entonces entre el hombre interior versus el hombre
exterior (Espiritual vs Carnal), es obvio que si el interior se deja vencer por
la tentación el carnal ganará la batalla, pero si el hombre interior se deleita
en Dios, el exterior no tendrá mas chancees que su propia existencia.
Ordenándolo, hay que entender
lo siguiente:
-
Cristo nos libró de
los pecados (de todos)
-
Cristo nos libró
del poder de la muerte
-
Cristo nos dio su
Espíritu para vencer al mundo
-
Nuestra carne sigue
bajo corrupción
-
Resta afinar
nuestro dominio propio, llegar al control, a la perfección, a la santidad
esperada.
Así que cuando habla de que “no peca”, está hablando
de la condición del hombre interior, y aún cuando hubiere ocasión para hacer lo
malo no hará caso de la carne sino que la controlará. Pero esto también es
incierto en el sentido de que un pecado no puede mostrar la intención de la
carne o del espíritu quedando esto entre Dios y sus hijos, solo Dios conoce los
corazones, solo Él juzgará, nosotros aquí solo nos resta esperar considerando
los frutos de las personas que están en Dios.
Las personas débiles son propensas a reincidir en
los pecados y esto es un indicativo del tipo o estado de la persona (y puede
ser un parámetro para considerar si la persona cree o no cree en el nombre del
Señor Jesús).
Para ser más claro, hemos de considerar que el hijo
de Dios no es un elemento débil, pues tiene todo lo necesario para vencer:
Hebreos 6
4Porque es imposible que los que una vez fueron
iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, 5y asimismo
gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, 6y
recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al
Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. 7Porque la tierra que bebe
la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a
aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; 8pero
la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y
su fin es el ser quemada.
El pecado natural y
el pecado de muerte
1 Juan 5
16Si alguno viere a su hermano cometer
pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no
sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.
17Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.
También queremos mostrar que el hijo de Dios debe
tener la capacidad para diferenciar entre el pecado de ocasión natural del
pecado de muerte (pecado premeditado).
Un hijo de Dios que logra y tiene controlada su
naturaleza no pecará más. A veces hacemos cosas sin medirlas, un enojo, ira, un
grito o el mal humor incontrolable, una reacción ante una situación inesperada
o incontrolable, estas cosas no cuentan ante la ley Espiritual (hay tolerancia
hasta cierto punto) porque son cosas naturales de la carne (aunque deberíamos
hacer lo posible por dominar todo nuestro ser, incluida nuestra lengua). Dios
es fiel al perdonar estas clases de ofensa o daños no intencionados. Y nosotros
mismos debemos perdonarnos entre nosotros mismos siendo comprensibles y quizás
con la necesidad de sufrir algún agravio.
Un enojo es una reacción no premeditada, es una
reacción carnal y no es pecaminoso mientras ese enojo no agravie a alguien,
pero si se produce agravio el pecado salió a luz, pero este pecado no es de
muerte y tenemos la necesidad de pedir perdón al prójimo y a Dios.
Pero no es lo mismo que el pecado premeditado
(pecado que me llevará a una recaída). Hablamos de aquel pecado en el que está
involucrado un deseo anticipado y que resuelve cometer el pecado para obtener
alguna clase de satisfacción en la carne. El adulterio, la fornicación, un
vicio (alcoholismo, drogadicción, tabaquismo), la homosexualidad (en todos los
sentidos) son pecados premeditados porque se hicieron anticipando una
planificación. No es lo mismo la fornicación que el adulterio, dependiendo de
la situación la fornicación puede rehabilitarse (solo en algunos casos), no así
el adulterio que por lo general es un pecado de muerte al igual que la
homosexualidad y el homicidio.
Los vicios requieren de un trabajo grupal, de mucha
oración, son pecados que dañan el testimonio, y ensucian nuestro cuerpo el cual
es morada del Espíritu Santo. Algunos y solo algunos de estos son
remisibles.
Ante los pecados de recaída, no se debe imponer las
manos, tampoco hacerse partícipe de esa clase de errores. Estos pecados suelen
ser por lo general pecados de muerte, sobre estas cosas hay que tener mucho
cuidado y encomendarlas al Señor para ver si fuera posible la restitución y aunque
fuere posible la rehabilitación la persona queda bajo observación e
imposibilitado ante cualquier servicio, solo le queda (si le fuera posible)
cuidar su esperanza en la salvación.
Hebreos 10
26Porque si pecáremos voluntariamente después de
haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los
pecados, 27sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar
a los adversarios. 28El que viola la ley de Moisés, por el
testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. 29¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá
el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en
la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? 30Pues
conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y
otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. 31¡Horrenda cosa es caer en
manos del Dios vivo!
La blasfemia contra
el Espíritu Santo
Mateo 12
31Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los
hombres; mas la blasfemia contra el
Espíritu no les será perdonada.
Gálatas 1
8Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio
diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. 9Como antes hemos
dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del
que habéis recibido, sea anatema.
Efesios 4
5un Señor, una fe, un bautismo,
Deducimos también que la blasfemia contra el
Espíritu Santo es un pecado de muerte. Entendiendo por blasfemia aquello que
lleve a negar a Cristo o a apostatar de la fe. Cambiar de religión es apostatar
de la fe, tener más de un bautismo es apostatar, seguir otro evangelio es
apostatar, todo esto es considerada una blasfemia contra el Espíritu Santo y
por ende un pecado de muerte. El extraviarse de la fe persiguiendo riquezas,
fama, popularidad, etc son blasfemia contra el Espíritu Santo.
Aborrecerlo todo
Otra condición necesaria para el Nuevo Pacto es
haber aborrecido y aborrecer todo lo que compete a la carne y al mundo
Teniendo presente esto, consideramos que la
fortaleza del hombre interior radica en el completo control sobre su naturaleza
al punto tal de no depender o tener la capacidad de anular cualquier tipo de
sentimiento, pasión, emoción e instinto, porque somos llamados a esto a aborrecerlo
todo por amor a Cristo. En Cristo no hay sentimientos humanos, ni pasiones, ni
ambiciones humanas, ni emociones.
Lucas 14
26Si alguno viene a mí, y no aborrece a su
padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su
propia vida, no puede ser mi discípulo
Mateo 8
21Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y
entierre a mi padre. 22Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.
Conclusiones:
Con lo poco que hemos meditados, queremos mostrar
que ser parte del Nuevo Pacto es un proceso en crecimiento, que no es
imposible, antes por el contrario debo esforzarme por alcanzar y mantener la
santidad y lograr hacerme merecedor de todas las promesas y de la Salvación que nos espera
al final. En definitiva es una cuestión de conciencia y ha medida que se añada
conocimiento, sabiduría y oración, el hijo de Dios logrará la santificación que
especifica el Pacto firmado y que a su vez logrará ser un hombre de bien y un
buen siervo al servicio del Señor Jesús. También hemos demostrado que la
santificación no es un hecho inmediato o instantáneo, sino un proceso en el
tiempo y que la perfección es proporcional al conocimiento y las experiencias
vividas. El hijo de Dios será medido con la vara de conocimiento que haya
tallado con su vida.
A medida que el hijo de Dios crece en el
conocimiento y en la práctica de la verdad se irán presentando nuevas batallas
de mayor envergadura hasta que florezca el hombre Espiritual apto para realizar
obras. Un hijo de Dios no debe caer en pecados pasados, no debe ser dominado
por cuestiones de la carne, si bien el mal y el bien conviven en uno con el
Espíritu aplacaremos la carne y moriremos al mundo.
Recuerda, tú has
firmado un pacto con Dios, cúmplelo, no es imposible.
La Paz del Señor
Jesucristo